Primera parte, antes.1. La nueva habitación, (1987)
Wiltshire, Inglaterra.—¿Y?—chilló la mujer alta y rubia a un lado suyo, de 32 años de edad. Draco volteó a mirarla con una incredulidad difícil de roer—: ¿Qué te parece, Dragón?
El niño miró el sitio con poca fascinación. Los pequeños brazos del niño se cruzaron frente a su pecho, aún sin fascinarse.
—Esta no es mi habitación—dijo.
La rubia frunció el entrecejo mientras tanto.
—No veo cuál es el problema. Ésta es mucho mejor, y mucho más espaciosa—la mujer añadió, intercambiando el peso de su cuerpo de una pierna a otra. Y Draco se permitió otro momento para darle un vistazo a la pieza. Ciertamente era enorme, con facilidad tendría el triple de grande que su antigua habitación. También parecía ser por poco más grande que la de sus padres y ese pequeño detalle terminó por agradarle, porque así podría presumir frente a Pansy ese hecho. No obstante, incluso así, aún le gustaba la otra habitación.
—La mía estaba bien.
—¡Pero, mi amor!—Narcissa exclamó, sacudiendo la cabeza de lado a lado con una sonrisa encantadora. Draco encarcó una de sus cejas cuando la mujer también hizo un ademán a las dos puertas blancas que sobresalían del papel tapizado y corrió a abrirlas—: Mira lo grande que es tu vestidor. Cientos de tunicas cabrán aquí, tu traje de quidditch, de equitación, esgrima y el de polo también—la mujer soltó una suave risita y caminó a paso apresurado hasta la recámara de madera, rozando las yemas de sus dedos sobre su colchón—: y lo mullida que ésta cama es.
—Aún me gusta más mi otra habitación.
—Vamos, Dragón—la sonrisa en la mujer tambaleó— ¿Qué tenía la otra habitación que ésta no tenga?
El niño frunció el rostro con disgusto, pensando en algo en qué responder. Encarcó su ceja del mismo modo en cómo su padre hacía y meneó la pequeña boca rosada mientras lo hacía.
—...Alfombra—murmuró el niño, de un modo en que lucía caprichoso y gruñón, pero no le importaba—; Me gusta la sensación de la felpa en mis pies.
—Podemos pedirle a los elfos que la coloquen aquí mientras cenamos.
—Y mis pósters de Quidditch autografiados se arruinarán si los despegamos.
—Nada que un buen hechizo y un marco no puedan remediar—respondió su madre, habilidosa. Sonrió con picardía y revolvió el cabello rubio de su hijo.
Draco chilló.
—¡Y ahora tu arruinas mi cabello, perfecto!
—No necesitas tanta cera—rió. Draco pareció molestarse entonces, inflando sus mejillas enrojecidas del coraje—. Así que, ¿qué piensas? ¿te gusta?
—No lo sé—soltó, relajándose entonces. Ladeó la cabeza y miró hacia arriba con curiosidad—, ni siquiera entiendo porque tengo que cambiar de habit... Oh, ¿el techo tiene un hechizo?
—¿Hmm?—la mujer miró hacia donde el rubio miraba y fingió desinterés— Uh, sí. Tu padre lo hechizó para que muestre el cielo nocturno para tí.
—Como el techo del gran comedor en Hogwarts—susurró él, y Narcissa pensó que estaba guiándolo por el rumbo correcto.
—Has estado leyendo mucho sobre ese lugar—señaló.
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EL NIÑO EN LA ALACENA, drarry
FanfictionDraco siempre ha sido un niño muy curioso, siempre muy observador y a menudo se pregunta sobre el pequeño niño escondido en su alacena al que le prohibieron ver. Draco, por suerte, siempre ha sido muy desobediente también. •AU •OoC