Capítulo I: Inesperado

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Carlos tenía 22 años y estaba seguro de absolutamente NADA. Estaba por acabar sus estudios en composición de músicas contemporáneas pero no sabía si realmente podía dedicarse a ello, tenía un trabajo como bar tender en un pequeño bar en el centro de Madrid al que iba únicamente por necesidad, por la facilidad de horario que su jefe le brindaba y porque su jefe era un verdadero SOL. Pero lo peor de todo es que todas, absolutamente TODAS sus buenas composiciones eran pensando en su mejor amigo Dave. En definitiva su vida un desastre, pero claro esto era algo que jamás diría en voz alta pues él era Carlos Right el chico perfecto, popular y malo que encontrarías en cualquier novela romántica o película chic flic de netflix que ves un sábado por la noche cuando te sientes muy solo.

Pero es que esto no podía seguir pasando, es que ni siquiera Carlos entendía la razón de que Dave se hubiera convertido en su musa. Entre tanta gente había sido Dave, Dave el que conoce desde hace más de ocho años, el que había estado en todas y cada una de las situaciones difíciles, con el que había dormido incontables veces desde cómo los 15 años sin sentir absolutamente nada. ¿Por qué eso había cambiado? ¿Por qué desde hace aproximadamente un año Carlos tenía esa estúpida necesidad de estar con Dave cada vez que pueda? ¿Por qué Carlos se ponía celoso cuando el otro chico le hablaba acerca de alguna chica o chico que le parecía atractivx? Y la pregunta que más rondaba por la cabeza del catalán era ¿Por qué carajos había compuesto una tonelada de canciones de amores imposibles pensando en su amigo de sonrisa encantadora?

Carlos dejó de pensar en lo jodida que estaba su vida y se levantó de la cama para tomar móvil de la pequeña y gastada mesa de noche que tenía en su cuarto. Al mirar la pantalla de este vio que tenía un montón de mensajes del grupo que tenía con sus amigos más cercanos pero decidió no leerlos aún porque seguro eran un montón de tonterías mezcladas con todos preguntando la hora y el lugar donde se verían esa noche. Dejo el móvil en la mesa una vez más mientras iba y buscaba algo de ropa y una toalla para ducharse rápidamente pero su acción fue interrumpida por el sonido ruidoso de su móvil indicando que alguien estaba llamando. Soltó un resoplo de frustración y se dirigió de nuevo al estúpido aparato solo para ver que esté decía que era Dave quien llamaba. Dudo un momento antes de tomarlo y contestar antes de colocárselo en la oreja.

-¿Sí?-dijo Carlos escuetamente.

-Uy, cuanto animo chico tan siquiera finge que te alegra mi llamada.-contesto Dave con su característico tono alegre que a Carlos le parecía adorable e irritante a partes iguales.

-¿Qué quieres pesao? Que estoy por ducharme.

-¡No!-contesto automáticamente el otro chico. –No puedes que voy casi llegando a tu apartamento y necesito que me abras.

-Pues me esperas no tardaré mucho.-respondió el mayor.

-Te conozco lo suficiente como para saber qué vas a tardar UN MONTÓN y no pienso estar parado como idiota frente a tu puerta ¿Qué tal si sale tu vecino ese el que me da miedo?

-Que no voy a tardar no seas tan dramático.

-Soy realista que es diferente.- apunto Dave. –Bueno tan siquiera déjame las llaves debajo del felpudo o yo que sé pero no puedes dejarme afuera tanto tiempo.

-No voy a hacer eso ¿Qué tal si me las roban? O ¿Qué tal si entras cuando estoy medio desnudo?- exclamo Carlos ya algo desesperado.

-No sería la primera vez que sucede cualquiera de esas situaciones.

La piel apiñonada de Carlos tomo un color tan rojo que parecía que había tomado el sol por 48 horas seguidas sin protector solar. –Y por eso no puede volver a pasar así que dame 15 minutos y estoy listo pero realmente tengo que colgar Dave.- dijo el chico mientras alejaba el teléfono de su oreja.

100 Songs of Unfinish LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora