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Encontrar el dinero para pagar el tren fue difícil, pero hacer que Izaya accediera a ayudarlo a conseguir una reunión con Shiki fue peor

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Encontrar el dinero para pagar el tren fue difícil, pero hacer que Izaya accediera a ayudarlo a conseguir una reunión con Shiki fue peor.

La pulga tenia una tendencia a llevarle la contraria realmente impresionante, lo que sea que el dijera el informante lo devolvía con una burla que lograba hervirle la sangre, no sabia como lo hacia, y fue peor al abordar el tren, en mitad de la hora pico las cabinas estaba repletas de gente, alumnos volviendo de sus clases y empresarios con esos estorbosos maletines. Shizuo se sentó a lado de una mujer que traia en una mano a su hijo y una bolsa a reventar de verduras en la otra, la mujer a penas podía con su alma y a pesar de que el se ofreció a ayudarla y esta se negó mantenía una sonrisa y susurraba a su pequeño quien se removía como loco entre las mantas que lo envolvían.

Hacia algo de frio.

Pero el punto fue que en medio de todo eso tuvo que soportar a Izaya revolotear de aquí allá atravesando como si nada a las personas que estaban paradas.

Jamás podría acostumbrarse a eso.

-Por un demonio ya para- murmura entre dientes en cuanto el azabache empieza a revolver el escaso pelo de un hombre robusto frente a el.

-¿Disculpe?- exclama la madre.

-N-no es nada- Por suerte ella no lo había escuchado claro.

Y no le queda de otra que fingir que la expresión que Izaya le dedica no le molesta.

Hey Monster!

La dirección lo guio hasta el otro extremo de la ciudad. A un moderno edificio.

-¿Aquí vive?-  Susurro el rubio maravillado por la inmensa estructura.

-A veces, tiene otras propiedades pero esta le queda mas accesible cuando se reúne con clientes y eso- explico Izaya.

Ambos se adentraron.

Shizuo empezó a creer conforme se adentraban que era una mala idea, si bien se enfrentaba tal ves a la única persona que pidiera tener mínima idea del paradero antes de la muerte de Izaya eso no quería decir que este se lo fuera a revelar, la pulga bien se lo dijo antes, no trataban con una persona cualquiera. Además ¿el accedería a verle? Su mala fama seguramente era bien conocida por ese hombre y aseguraba que cualquier persona con suficiente raciocino en la cabeza procuraría evitar cualquier contacto con alguien como el. La yakuza no era gente estúpida como con la que se topa a a diario.

Pero Izaya, por segunda vez logro sorprenderlo. El lobby del edificio era sencillo, como si fuera un hotel había un escritorio en el centro con una mujer detrás, una joven recepcionista y antes de que el pudiera siquiera hablarle el informante comenzó a darle indicaciones obligándole a presentarse con un nombre que a el no le sonó de nada y una ¿posición? un asistente de Shiki-san, la mujer no pareció cuestionárselo mucho, ni siquiera se limito a mirarlo, le pidió un código que Izaya le susurro al instante y el repitió, tal ves era la identificación del hombre a quien le estaba robando temporalmente la identidad.

Hey Monster! (Trabajando En La Nueva Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora