Edward pagó la cena o más bien, lo que quedaba de ella, fue un pequeño debate ya que, él tanto como ella deseaban pagar, así que dividieron, le ofreció que debía tomarlo como un pago por lo que había hecho por ella después de todo. Pero estaba claro que él no lo tomaría de ese modo.
Caminaron juntos hasta regresar al coche, todo era en silencio hasta mantener una distancia prudente. Era el momento perfecto entablar una conversación sin tener que bajar la voz porque nadie más los escucharían.
El chico abrió la puerta del copiloto y sostuvo la misma hasta que subió al interior en un saltito, luego él mismo la cerró con suavidad para caminar hacia la parte delantera, comenzando a dar la vuelta bajo la atenta mirada suya. Una vez adentro, arrancó y puso al máximo la calefacción. Todo estaba tan fresco y pensó que quizás le costaría sacarle las palabras de la boca. Había comenzado con las preguntas y él supo responder con cautela. Muy precavido.
Se metieron entre el tráfico, esquivando coches al interior de aquella autopista.
-Te toca a ti hablar un poco más.
-¿Puedo preguntar algo? -trató de dar una sonrisa convincente.
Oyó un suspiro pesado.
-Ya lo hiciste.
-Pero esa no.
-Mh, de acuerdo.
-¡Bien! -chilló-. ¿Cómo eso de que leíste la mente de alguien? -sin poder contenerse, comenzó a hablar de manera rápida, con el sentimiento a flote-. ¿Es algo que funciona a larga distancia? Me cuesta creerlo, ¿me estás tomando el pelo? Siento que me estás mintiendo.
-Solo sería una pregunta -fue interrumpida, robándole otro sonrojo que no pudo reprimir, avergonzándose un poco-. No te miento, solo yo tengo esa facultad y no puedo oír a cualquiera en cualquier parte. Debo estar bastante cerca. Cuanto más familiar me resulte esa voz, más lejos soy capaz de oírla, pero aún así, no más de pocos kilómetros... -la pausa sirvió para mirarle-. Se parece a un zumbido, un bisbiseo de voces al fondo, hasta que localizo una voz, y entonces está claro lo que piensan. La mayor parte del tiempo no las escucho ya que, puede llegar a distraer y así es más fácil parecer normal. Y no responder los pensamientos de alguien antes de que lo haya expresado con palabras.
Ahogó un gemido, ¿eso significaba que su cabeza estaba completamente expuesta a su conocimiento?
-¿Me has estado escuchando incluso desde la primera clase?
Se hizo un largo silencio.
-No.
-¿Cómo que no?
-No lo sé, no puedo oír nada de ti -se encogió de hombros, eso generó un cierto alivio-. Mi suposición es que tal vez tu mente funcione de forma diferente. Es como tus pensamientos fluyeran en onda media y yo solo captaste los de frecuencia modulada. Sucede lo mismo con Isabella -las últimas palabras salieron frías, amargas.
-Diría "qué raro", pero eso no lo es aquí.
Ella sonrió sin poder evitarlo, era algo lógico. Su mirada se detuvo en el medidor de velocidad, increíble. Comenzó a reírse totalmente nerviosa.
-Dios mío, eres un loco.
-¿Qué sucede? -se mostró perdido.
-Si nos matan, al menos déjame morir de una manera épica y posiblemente indolora, en serio deseo llegar a casa, si no es mucha molestia.
Edward sonrió de lado, confiado.
-Tranquila, no vamos a chocar.
-No hay apuro alguno.
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Stella. |#1|
Fanfiction✷ · ˚ * . * * ⋆ . · ⋆ ˚ ˚ ✦ ⋆ · * ⋆ ✧ · ✧ ✵ · »Maravillosa portada hecha por @_CakeByTheOcean. ❣ Stella Caruso ingresa a mitad de año, poco después de que Isabella Swan fuera...