Juego.

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Notó por la ventanilla que había comenzado a lloviznar, esperó que su padre llevara algo abrigado, quizás la mañana estaba algo fresco, en las noches empeoraba. Doblando la esquina achinó los ojos, en frente de su propio hogar había un coche demasiado familiar, provocando que prestara mucho más atención. Edward siseaba.

Jacob estaba de pie, detrás de la silla de ruedas de su padre, Billy. Mostraba un rostro bastante apacible o eso es lo que logró captar cuando se estacionaron, a pesar de eso, Jacob miraba el suelo. No en su dirección, ¿le habían regañado?

-Esto es definitivamente pasarse de la raya.

-No hay peligro alguno, papá todavía no llega y creo que puedo hablar con ellos. De todas maneras, no tienen poder sobre mis decisiones, sin embargo, si mi padre ve que hay un peligro, es otra cosa.

No quiso intuir que probablemente iban a decirle a su padre sobre sus andares extraños, y de ser así, sintió un alivio enorme que todo estuviera oscuro, significaba que aún no salía del hospital.

-Iré con ellos.

-Ten cuidado con lo que puedas hablar -no había sido amenaza-, el chico no sabe.

-No lo sabrá, no de mí.

Se despidió en un ligero apretón de manos, bajando apenas tuvo la oportunidad mientras la lluvia volvía a darle la bienvenida. Era un desastre mientras estaría en ese vestido, necesitaba entrar y era la oportunidad prfecta.

-Jacob, Billy -saludó con una sonrisa, necesitaba calmar las aguas-. Papá ha estado en el hospital, espero que no hayan estado aquí varados por mucho tiempo.

-No mucho -el tono apagado del mayor le cohibió-. Queríamos traerle algo.

-¿Un obsequio?

Al señalar la bolsa marrón de su regazo, comprendió.

-Se lo agradezco mucho, ¿por qué no entran? Aquí está bastante incómodo, entren.

Abrió la puerta tan rápido como pudo, no quería que alguno de ellos acabara con algún resfrío o algo por el estilo, por eso la grata bienvenida.

-¿Puedo? -alzó sus manos hacia él, teniendo la intención sana de tomar la bolsa y dejarla sobre la mesa.

-Claro, pero es preferible que la pongas al congelador, es pescado frito de Harry Clearwater. Habíamos pasado a dejarle algo a Charlie, pensé que a Francesco le gustaría probar.

-Muchas gracias, a mi padre le hará feliz el detalle.

Su gesto de emoción, o más bien, por como le agradecía, logró suavizar un poco a Billy.

-¿No ha tenido día libre hoy?

-Lastimosamente no, sigo a la espera.

-Tal vez pueda pasar a saludarlo.

Se asustó un poco, pero de todos modos, si negaba lo haría sospechoso.

-No es mala idea, aunque no creo que pueda ser por un largo lapso. Mi padre apenas tiene tiempo de estar en casa.

No mentía, ella pasaba más tiempo socializando en la escuela, estando con Cullen que en casa.

-Jake -el mayor llamó sin siquiera dejar de mirarla-. ¿Por qué no vas al coche y traes el nuevo cuadro de Rebecca? creo que a Francesco le gustará tener algo más en las paredes, le gusta el arte.

-¿Dónde está? -Jacob hacía notar su malhumor.

-Creo haberlo visto en el maletero, tendrás que rebuscar un poco.

Stella. |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora