Escape.

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Intentó mantenerse lo más quieta posible, agradecida de que Jasper no estuviera ahí para lograr percatarse de un ligero indicio de inquietud. 

Se sorprendió cuando Alice giró de la nada sobre la mesa, afirmando sus manos contra el borde.

—¿Qué ocurre?

Pero parecía no escucharle, la muchacha movía su cabeza de un lado a otro, sucumbida en una aparente burbuja oscura. Sus ojos no expresaban nada. Apenas se acercó, Jasper apareció al costado.

—¡Alice!

Intentó despertarla de su trance con exigencia, a un costado, escuchó como la puerta se cerró en un ligero chasquido.

—¿Que viste?

Vio como se acurrucaba en el pecho de Jasper, algo aturdida.

—Stella.

Cuando escuchó su nombre frunció el ceño, comprendió que no hizo falta decir algo porque aquello no era una llamada de atención. Se refería mas bien a otra cosa.

—¿Qué viste? —insistió, agregando dulzura a esas palabras.

Pero las miradas compartidas en ambos vampiros no podían solucionar nada, justo cuando iba a preocuparse, Jasper aprovechó su don para crear ese aura de paz nuevamente.

—No es nada, solo he visto la misma habitación —luego, cambió por una expresión más amable—. ¿Quieres desayunar?

No podía cambiar de un momento a otro, estaba mintiendo, eso era de seguro.

—¿Podría ser luego, por favor? Tal vez quiera comer algo en el aeropuerto.

Por un momento creyó que había sentido parte de la desesperación de Alice, como si lo hubiese percibido aún cuando trató de ocultarlo demasiado bien. No quiso insistir.

Fue a darse una ducha que realmente necesitaba, necesitó pensarlo muy bien. Para lo que tendría que hacer, necesitaba cierta discreción. Con que Jasper supiera aunque sea una pizca, echaría todo por la borda. A las siete de la mañana partieron en el coche, la idea de llegar al aeropuerto la podía poner eufórica, por lo mismo intentó contener sus emociones.

En el coche permaneció en el asiento trasero mientras que Alice estaba al lado de Jasper, hubo un momento en que se sintió observada por ambos, así que se deslizó un tanto al frente, ganándose entre ellos y habló.

—¿Alice?

—¿Sí?

—¿Cómo funcionan exactamente tus visiones? Edward nunca me habla mucho de estas cosas. 

—Algunas visiones se acercan a la verdad, otras no. Resulta más difícil con los hombres, simplemente veo el curso que van a tomar cuando ya está sucediendo. El futuro cambia por completo una vez que cambian la decisión tomada o efectúan otra nueva, por más pequeña que sea.

—Entiendo, por eso no pudiste ver a James hasta que lo decidió.

—Exacto.

Y entonces estaba totalmente segura de que, la probabilidad de ser vista en una de sus visiones era alta. Porque acabaría reunida con James, por lo tanto, esperaba que la carta también fuera suficiente.

Aparcaron en el garaje, sea a donde fueran intentaron seguirla ya que, conocía ese lugar mejor que ellos. Sería su oportunidad, el momento que deseaba y que sería lo más estúpido, arriesgado e inconsecuente. Se quedaron cerca del detector de metales, ellos aparentaban observar su entorno como los demás. Pero solo la estaban mirando a ella, no podría correr entonces, intentó mantener sus esperanzas en alto. Podría hacer algo mejor.

Stella. |#1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora