Miedo

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A/N: La idea para este capítulo la tuvo ReinadoAlmaia y, la verdad, creo que es maravillosa y que el resultado, por primera vez en bastante tiempo, cumple mis propias expectativas. Espero que os guste.

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Podría haber mentido y haber dicho que fue casualidad que estuviera en la cocina en el preciso instante en que Amaia entró por la puerta de la academia, pero ni siquiera tenía sentido intentarlo. La había estado esperando; no en vano era el día más importante de los más de tres meses que llevaban ahí encerrados, el momento cúspide, el cierre. La final había llegado, en unas horas estarían todos fuera, arrastrando sus maletas de nuevo hacia sus casas y dejando atrás el que se había convertido en su hogar en las últimas semanas. Ya no habría una próxima gala, ni un reparto nuevo, ni una vida compartida con Amaia las veinticuatro horas del día.

A pesar de que sus ganas por salir de ahí iban en aumento constante, Alfred estaba más asustado de lo que hacía creer.

Por fin podía ver con sus propios ojos el conjunto que Amaia solamente le había sabido describir vagamente. Pelo ondulado al estilo antiguo, pendientes colgantes de color turquesa y un mono largo con escote de infarto. Y era rojo, la debilidad de Alfred. Siempre había sido de la opinión de que el rojo y Amaia eran una combinación perfecta.

—¿Quién es esta nena? —preguntó en cuanto estuvo lo suficientemente cerca de Amaia como para que esta le pudiera escuchar. Puso su voz infantil más cómica—. ¿Quién es esta nena?

—Qué guapo —murmuró ella tras inspeccionarle de arriba abajo, colocando una mano sobre su hombro y dejando que el chico le diera un tierno beso en la mejilla.

—Y tú, mi amor.

Nada más decirlo, Alfred se arrepintió de ello. ¿Mi amor? Él no era de emplear apelativos tan intensos. En su lugar, solía refugiarse tras apodos más cariñosos, graciosos e incluso cómicos. Sabía de sobra que Amaia no se sentía cómoda con ese tipo de muestras de afecto, pero es que estaba tan alterado que se le había escapado antes de que él pudiera hacer nada por detenerlo. Necesitaba sacar todo el nerviosismo que se había anclado a su cuerpo como un clavo bien apretado.

—¿Le has llamado 'mi amor'? —exclamó Aitana de fondo, que nunca perdía detalle de lo que ocurría entre Alfred y Amaia, a quienes había adoptado como padres.

—No —contestó él rápidamente, tratando de borrar lo que acababa de decir como si nunca hubiese ocurrido.

Sin embargo, Amaia habló casi al mismo tiempo, desmontándole sus intenciones.

—Pero de broma —aseguró la pamplonica.

—Bueno, sí que se lo he llamado. —Ahora que habían empezado a mezclar versiones, no había vuelta atrás; tenía que tirar para delante con la verdad o Aitana saldría, muy insistentemente, con una reacción de las suyas. En otras condiciones, a Alfred no le habría importado admitir que lo había dicho. Pero, bien mirado, en otras condiciones, Alfred no habría soltado tal comentario, al menos no delante de las cámaras, sabiendo cómo le podía sentar a Amaia.

—Pero de broma —insistió Amaia.

—Pero de broma —repitió él con un tono de voz nada estable, haciendo hincapié en que no había sido un comentario serio. Estaba comenzando a perder los nervios de verdad y no sabía dónde meterse, no sabía cómo salir del agujero de cachondeo en el que se ocultaba de forma automática cuando se tenía que escudar en algo—. Ja, ja, ja, ja, qué chiste.

—Ven, ven, porfa —le pidió Amaia, tomándole de la mano, acudiendo en su ayuda. Se había dado cuenta de que estaba empezando a decir tonterías porque no sabía controlar lo que decía.

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⏰ Última actualización: Nov 03, 2018 ⏰

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Ciudad de las estrellas || AlmaiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora