La oficina

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Hola!!

Les tengo una sorpresa!! Pues al final me convencieron y la voy a continuar. Peroooo...siempre hay un pero, no será tan rápido como quisiera. La historia ya está en mi mente y la iré escribiendo en cuanto tenga tiempo, sólo no se desesperen.

Les traje regalo porque posiblemente me ausente unos días, voy a aprovechar para escribir aunque les aviso que este fin no habrá actualización.

Y bueno, ya saben que en este tipo de historias no pongo notas al final así que de una vez les digo que si no recuerdan quienes son Bill Clinton y Monica Lewinsky, estaban muy chiquitxs cuando él fue presidente o peor aún, no habían nacido pues sólo googleenlo. :-3

Ya para terminar solo les recuerdo las advertencias:

a)Esta es una historia trata de 2 chicas, así que si te consideras homofóbico, piensalo dos veces porque no estarías aquí si fuera verdad.

b)No la lean en lugares públicos y si lo hacen pasen el link pa’ que los demás sepan porque se mueven tanto en el asiento y

c) Es para mayores de edad. Si, como dijo una de las chicas, “se pasan la adv por el arco del triunfo” pues es responsabilidad de sus papás por no checar lo que leen jajajaja (saludos @JessTistark )

Así que las dejo para que se relajen, pongan música ad hoc, luces bajas, Lena gimiendo su nombre...


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Capítulo 2
La oficina

Los gemidos ahogados de Lena apenas eran audibles en el baño de mujeres del último piso del edificio de CatCo.

Había pasado una semana desde que Lena se había entregado y Kara no hacía más que ignorarla sutilmente. Lo cual, en lugar de desalentarla, le provocaba muchísimo más. Apretó sus dedos contra su clítoris una vez más y se vino en silencio, mientras trataba de contener su respiración muy marcada.

En esa semana había tenido que masturbarse en varias ocasiones durante la hora de la comida, que era cuando la oficina se quedaba vacía, pues era tanta su excitación que cualquier movimiento le hacía cerrar los ojos y fantasear con su jefa, cuya oficina estaba a unos cuantos pasos de su escritorio. Eso sin contar el peligro de caminar en tacones con ese grado de excitación entre sus piernas, amenazando con doblar sus rodillas en cualquier momento.

Ese día se sentía especialmente “indispuesta” por algún motivo. Quizá por el provocativo vestido que Kara llevaba ese día. No era nada del otro mundo en realidad, solo un vestido negro sin mangas y cuello redondo, que le llegaba a medio muslo. Pero  se pegaba deliciosamente a su cuerpo, marcando cada curva, haciéndole recordar lo que había debajo de la tela. Además, no solo el vestido, sino la manera de portarlo. Esa femineidad, la forma de caminar y los gestos que hacía de manera inconsciente, como soltarse el cabello y peinarlo hacia un lado con sus dedos o cada vez que se cruzaba de piernas y la prenda ascendía hasta casi dejar sus muslos descubiertos provocando la imaginación de Lena, que la observaba desde su escritorio, más concentrada en lo que hacía su jefa que en lo que decía la nota que estaba corrigiendo.

Cuando terminó, subió su tanga y se acomodó la falda, lavó sus manos con esmero y se dirigió a su escritorio, donde estaba su bolsa y dentro un tupper con el almuerzo. Tenía más ganas de volver a tocarse que de comer pero le quedaba poco tiempo y necesitaba recuperar un poco de energía.

Entonces escuchó esa voz profunda que le provocaba pensamientos impuros.

-Hoy no puedo, tengo cosas que terminar antes de irme...sí, ya sé que es viernes pero esto es urgente...supongo que sólo yo, todos quieren irse cuanto antes y creo que es mejor porque así podré concentrarme y acabo más rápido...por supuesto que lo quisieras.-dijo en un tono coqueto que hizo hervir la sangre de Lena- Bien, termino con esto y los alcanzo en el bar…¡por supuesto que no! Hoy no me veo como una aburrida oficinista….vale, entonces nos vemos más tarde y ya platicaremos.

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