3.

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Hermione suspiro profundamente mientras se recostaba en su silla. La mujer cerró sus ojos permitiendo que su mente vagara tres años atrás, cuando Fleur y ella se divorciaron. La notica había sido un poco escandalosa, por lo que sobraba decir que los rumores también habían sido exagerados; siendo ella una empresaria reconocida y Fleur una famosa diseñadora, causo un gran revuelo en el mundo del espectáculo. La noticia había sido como un buffet para la prensa.

Solo Dios y ella sabían cuánto tiempo espero por Fleur, a pesar de su paciencia agotada y corazón roto aún seguía perdidamente enamorada de su exmujer, sin embargo, la rubia continuaba siendo la misma con esa arrogancia y frialdad que la caracterizaba.

La morena se enderezo y acomodo algunos documentos, sus pensamientos estaban desordenados y confusos. Fleur parecía continuar con su vida de forma normal, como lo hacía cuando estaban aún casadas, y Hermione no pudo evitar pensar si durante algunos de sus viajes conoció a alguien especial. Era irónico pensar en eso, o tal vez aún más tonto, el sentirse engañada cuando ambas estaban separadas. Muchas veces la chica lucho contra si misma para evitar decir algo que después se arrepentiría.

Louis y Dominik comprendían perfectamente la situación, sabían que sus madres estaban separadas pero unidas por el intenso amor hacia ellos. Hermione sonrió al pensar en sus hijos, la decisión fue tomada cuando ambos eran demasiado pequeños, por lo que no fue algo tan traumático y aprendieron a vivir con eso, sin embargo, en algunas ocasiones como cualquier otro pequeño sus hijos le preguntaban el por qué no regresaban. Esa pregunta nunca fue respondida, siempre fue evitada por la morena pero no podía dejar de buscar una respuesta para ella.

¿Fue el orgullo el que no les permitía volver, o la distancia interminable que les separaba? Estando tan cerca pero a la vez tan lejos, no había una solución que remediara su dolor, pero tenía que aprender a vivir con él. Nadie podía ayudarles, no tenía caso buscar una ayuda que de nada serviría si ambas ni siquiera se soportaban.

— Definitivamente es mejor estar separadas. — Musito en voz alta, dándose por vencida.

Fleur salió de la oficina rápidamente con su corazón agitado, la secretaria de Hermione tecleaba nerviosamente en el equipo. Con una mirada fría y despectiva la rubia clavo sus ojos de hielo en la pobre chica, sus miradas se encontraron pero el contacto no había durado demasiado, Fleur era intimidante cuando se lo proponía y esa era una de ellas.

Con una sonrisa victoriosa la rubia se adentró al elevador, el viaje sin duda era algo que salió de último momento, pero no desaprovecharía la oportunidad para relajarse un poco. La sensación de escalofríos y mariposas en su estómago aún permanecía dentro de ella y se sentía con mayor intensidad cuando estaba frente a la morena.

Sin duda alguna estaba experimentando en carne propia esa famosa frase de "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". Teniendo una familia perfecta, dos hijos sanos y hermosos, una esposa que le comprendía y soportaba cuando los demás hablaban a sus espaldas, todo eso lo había dejado ir y ella estaba arrepentida.

Su teléfono nuevamente sonó y con un suspiro de fastidio observo la pantalla del objeto. Su asistente Lavender Brown podía resultar algunas veces desesperante. Fleur esperaba que fuera algo importante o de lo contrario la mujer tendría que soportar su mal humor por lo que restaba del día.

— ¿Qué pasa, Lavender? — Pregunto con cansancio.

— Tienes que volver, algunas modelos tienen problemas con los vestuarios.

— ¿Por qué han esperado justamente hasta hoy para decírmelo? — Pregunto de nuevo pero con notaría molestia en su voz.

El ceño de Fleur se arrugo mientras colocaba nuevamente sus gafas, al salir del elevador como si todos estuvieran esperándole, las miradas se dirigieron a ella. El silencio inundo el lugar mientras caminaba hacia a la puerta.

Never SurrenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora