8.

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–De verdad, ¿planeas regresar con ella? –Pregunto el pelirrojo tras unos minutos en silencio.

Fleur se limitó a contestar con un ligero movimiento de su cabeza. A pesar de ser una decisión impulsiva, acepto finalmente algo que durante mucho tiempo se había negado a ver y sentir. No solo por sus hijos sino por ella misma y el amor que aun sentía por Hermione.

Si, separarse había sido un error. Uno muy grande que durante años las separo, pero que lucharía por recuperarla... Solo esperaba que la castaña la perdonara y aceptara.

La sonrisa en su rostro permanecía intacta mientras observaba el rostro incrédulo de William.

–Es lo mejor.

–Si lo haces por obligación no tendría ningún caso, ¡tú no serias feliz! –Replico él con un dejo de frustración en su voz.

Fleur no pudo evitar fruncir su ceño ante su repentino arrebato.

– ¿Que te hace pensar que lo hago por obligación? – Cuestiono. – Hermione es una gran mujer que puede conquistar a cualquiera, sin olvidar la excelente madre y esposa que era.

–¿Si ella era una gran mujer porque te divorciaste entonces?

La francesa se removió en su asiento con incomodidad, hasta ese punto la conversación empezaba a molestarla por el tono que el pelirrojo utilizaba, era hostil y lleno de ironía.

La rubia medito sus palabras y trato de calmarse.

–He cometido muchos errores, William,... pero el haberme separado de ella fue el peor de todos.

–No creo que todo haya sido tu culpa, –Protesto el hombre con dureza. – si ella en verdad te amaba, debió haber luchado por ti. Por lo que ambas tenían.

–Lo hizo pero fui yo quien se rindió primero.

Bill recobro su compostura contra la silla y la observo, de pronto el semblante de Fleur se había tornado en uno pensativo y melancólico.

–... Ella siempre estuvo conmigo apoyándome, y mi manera de tratarla dejo de ser la mejor. Se volvió una costumbre para mí, e ingenuamente nunca pensé que ella me dejaría. No puedo culparla, ¿sabes? Soporto demasiado porque me amaba pero, incluso el amor a veces no es suficiente para cambiar a alguien. –Termino la francesa con su voz quebrada.-... No, hasta que es demasiado tarde.

El pelirrojo coloco su mano sobre la de ella intentando consolarla, ahora que conocía los verdaderos sentimientos de la mujer, sabía que no tenía oportunidad alguna.

–La decisión que has tomado no es nada fácil. –Dijo Bill con su voz grave y preocupada. – Pero espero que Hermione y tu puedan solucionar todo... Y si hay algo en lo que pueda ayudarte, no dudes en decirme.

–Muchas gracias, Bill. –Murmuro la rubia con una pequeña sonrisa.

El hombre sonrió y sin alejar su mano expuso la razón principal de su invitación. Fleur lo escucho atenta, tendría que hablar con Blaise, no para pedir permiso o algo parecido, sino para notificar que asistiría a una exposición de fotografía en dos días.




Hermione detuvo el auto a las afueras de su casa. Esa noche había acordado con Apolline que los niños se quedarían con ella, y que por la mañana ella los recogería para llevarlos al colegio.

Sin embargo, el viaje repentino a Nueva York cambiaba por completo sus planes.

–Sabes Ginny, no tienes que hacer esto... –Murmuro con nerviosismo la castaña. – Te llevare a casa, yo...

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