6.

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Hermione entro a su oficina y suspiro en voz alta al darse cuenta del grave error que había cometido. Su mente la había traicionado al igual que su boca y las palabras habían salido de sus labios sin poder contenerlas, pero tenía que enfrentar las consecuencias de sus actos.

"Solo será una cena..." pensó con sus cejas ligeramente arrugadas. La mujer dejo el maletín sobre el escritorio y empezó a caminar por su oficina tratando de calmarse, a sabiendas que del otro lado de su puerta una hermosa pelirroja acababa de confesarle sus sentimientos.

Salir a cenar suena algo fácil y muy sencillo pero Hermione estaba desconcertada de sus propias acciones. Las cosas se habían aclarado pero de nuevo cayó en la trampa que su mente y corazón impusieron; era una disputa en la cual no sabía quién sería el ganador pero, si podía imaginar la incomodidad que ese proceso causaría.

Finalmente se detuvo frente a uno de los enormes ventanales de su oficina, desde allí todo parecía tan pequeño e insignificante. "Ojala mis problemas fueran así...", pensó mientras sus ojos se cerraban y respiraba profundamente. La puerta de su oficina se abrió con lentitud haciéndola girar un poco sorprendida, Ginny le sonrió con timidez y se acercó con pasos lentos. Un sobre color blanco con diseños elegantes estaba entre sus manos. Hermione encarno una de sus cejas ligeramente y observo con curiosidad el sobre.

—Toque varias veces pero no respondías. – Comento la pelirroja con sus mejillas ligeramente coloradas.

— No te escuche, discúlpame... ¿sucede algo? — Pregunto con su ceño ligeramente arrugado.

Ginny sacudió su cabeza negativamente pero sus manos se aferraron más al sobre que había entre ellas.

— Oye puedes decirme cualquier cosa... si no te conociera podría jurar que estas nerviosa. —Bromeo la morena, posando una de sus manos sobre el hombro de la chica durante varios segundos.

— Mi hermano Ronald te envió algo. —Respondió Ginny entregándole el sobre.

Hermione observo el papel confundida pero lo tomo de todos modos. Habían pasado aproximadamente tres semanas desde la última vez que había hablado con Ronald Weasley. El chico al igual que Harry, era uno de sus mejores amigos que conoció desde que estaba en la universidad. La llamada que habían tenido había durado poco más de una hora, y durante ese tiempo ambos habían logrado ponerse un poco al corriente sobre sus trabajos y vida.

El hombre había comentado con emoción algunas cosas sobre su trabajo como fotógrafo profesional; principalmente el poder viajar por el mundo capturando momentos inolvidables. Si Hermione no se equivocaba el último viaje que había hecho fue con destino a Suiza.

— ¿Qué es?

La pelirroja se encogió de hombros despreocupadamente y sonrió al notar la curiosidad en el rostro de Hermione. La morena había levantado el sobre para observarlo a contra luz y así tratar ver su contenido. Ginny no pudo contenerse y rio en voz alta.

— Sería mejor si lo abres. —Sugirió, sin dejar de sonreír.

Hermione asintió sonrojada. Los dedos delgados de la mujer buscaron la abertura del sobre con cuidado para no dañar su contenido. Ginny observaba en silencio con sus ojos verdes, grabando cada gesto que la castaña hacía. Podía imaginar lo que era, la sola idea le robo una sonrisa, y si Ronald había hecho lo que pensaba; le estaría eternamente agradecida.

Finalmente, el sobre fue abierto y la morena saco su contenido, los ojos marrones observaron a Ginny antes de desdoblar la primera hoja. La expresión de Hermione no tenía ningún precio, la pelirroja se acercó aún más a ella y se colocó a su lado para mirar.

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