La morena permaneció silenciosamente de pie, mientras observaba a su alrededor tratando de ignorar a Fleur. Nadie creería que algún día había existido el amor entre ellas, pero solo era cuestión de mirar detenidamente y notar que las dos solo estaban separadas por una enorme barrera de orgullo y obstinación.
Fleur contemplo sus manos para después mirar de reojo a Hermione, el ambiente se había tornado en uno tenso e incómodo.
— ¿Por qué no vienes a sentarte? — Sugirió sin mirarle.
Hermione frunció el ceño y clavo su mirada en la rubia, tras inhalar una buena bocanada de aire decido aceptar la invitación de Fleur. El recibidor era espacioso, los muebles finos y caros parecían brillar sin ningún rastro de suciedad.
— ...Todo sigue igual. — Menciono la mujer analizando el cuadro frente a ella.
— Mi madre no ha querido redecorar nada, le gusta el estilo que eligió.
Asintiendo lentamente la morena apretó sus manos evitando la tentación de mirar a su ex mujer, sin embargo, por el rabillo del ojo Fleur noto los movimientos de Hermione y una sonrisa se dibujó en su rostro.
— ¿Cuánto tiempo estarás en New York?
La rubia se volvió hacia ella con una ceja levantada y Hermione apretó los labios mientras sentía sus mejillas enrojecer. Se maldijo por haberse dejado llevar por su curiosidad, pero después de unos segundos Fleur le sonrió abiertamente.
— ¿Por qué tanto interés de pronto por mi trabajo, Sra. Granger? — Pregunto juguetonamente.
— Yo no... tu trabajo no me importa. — Aseguro con nerviosismo. — Solo quería saber durante cuánto tiempo tendré a los niños conmigo.
La mirada de Fleur recorrió el cuerpo de la morena y noto el botón que estaba desabrochado, ese toque de sensualidad y atractivo que Hermione destilaba sin saber, solía volverla loca. Por un momento se dejó llevar por sus pensamientos, recordando las manos de la morena acariciar su cuerpo hasta hacerla llegar al clímax. Un escalofrió recorrió su cuerpo e intento concentrarse nuevamente en la realidad.
— Cuatro días. Solo serán cuatro días.
— Creí que asistirías al festival de moda. — Dijo Hermione en voz alta para sí misma.
Fleur no pudo evitar sonreír ante el pensamiento de la mujer, a veces no podía comprender como la había podido dejar ir. Hermione era perfecta con su forma de ser aunque raras veces solía ser fría y dura, pero nada comparación de ella.
— El festival es hasta noviembre del próximo año... aún faltan mucho tiempo.
— Ya lo creo.
El silencio nuevamente apareció entre ellas; momentos como esos escaseaban. La mayoría de las veces ambas estaban en un silencio incomodo o en una discusión que terminaba con gritos, podían incluso estar muriéndose por hablar entre sí, pero su orgullo era mayor; una barrera que parecía inquebrantable.
Apolline subió las escaleras lentamente no queriendo llegar a su destino, sabía que su hija hablaría con ella cuando regresara, y lo más seguro seria para exigirle que no volviera hacer que ella y la morena estuvieran a solas. Pero ella no podía evitarlo, Hermione y su hija debían estar juntas, aún estaban enamoradas pero eran demasiado orgullosas y ciegas para admitirlo.
Al llegar a la habitación de Louis escucho un sollozo, Apolline sintió tristeza por lo que estaba pasando, cualquiera en su lugar quizá le restaría importancia a la situación, después de todo Hermione y Fleur se habían separado cuando ambos gemelos eran pequeños y no recordaban nada. Aprendieron a crecer con sus madres divorciadas pero, quien sea que pensara de esa forma estaba equivocado, y más aún cuando las dos mujeres preferían seguirse engañando.

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Never Surrender
FanfictionHay errores que se cometen, consecuencias que se pagan, sonrisas que se borran y lágrimas que se derraman.