Capítulo 6: Quédate conmigo

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— Tío... ¿seguro que estás bien?— preguntó Jae Hwan al ver a Jin tan embobado mirando la mesa como si fuera la cosa más interesante del mundo.

— El amor, Jae, el amor— ironizó Jung Hwan, también presente, mientras le daba un trago a su botella de cerveza—. Despierta Romeo— lo llamó dando palmadas delante suyo, haciéndolo volver a la realidad— ¿Aún sigues con esa chica? Te dió calabazas.

— No era necesario ser taaaan específico Jung— lo recriminó Jae Hwan, quien estaba atento a la mirada perdida y decaída de su amigo

— Me llamó— dijo Jin haciendo que ambos chicos se giraran para mirarlo.

— Sí, y te abandonó— repitió Jung Hwan, recibiendo un fuerte codazo de su amigo.

— Hace dos días— siguió, con toda la atención puesta en él—. Me llamó a las dos de la madrugada y la fui a buscar. Durmió en casa y la mañana siguiente se escapó.

Jung Hwan se atragantó con la bebida haciendo sonidos de lo más extraños mientra recibía palmadas desinteresadas en la espalda de parte de Jae Hwan, quien trataba de ayudarlo para que respirara.

— Y... ¿por qué te despertó?— preguntó Jae Hwan mientras miraba de reojo a su amigo, que seguía ahogándose

— No sé qué coño hace en ese lugar— decía Jin en voz baja, casi para sí mismo, reflexionando a la vez que hablaba—. Ese pedazo de imbécil no me gusta. Kwan se llama. El cabrón que le hace todo eso... pero después ella vuelve con él...

— ¡Quieres callarte cerdo!— gritó Jae Hwan sorprendiendo a ambos chicos— Respira y cierra el pico, joder. ¡Esto es importante!— dijo de nuevo mirando con enfado a su amigo, el cual de repente ya no se ahogaba. Parecían el Ying y el Yang—. Perdón Jin. Continua, yo te escucho... ¿Y decías? Vuelve con ese tipo, ¿no?

— Tenía vidrios en el brazo y en el cuello, tío— explicó Jin mientras jugaba con su botella de soju—. ¿Por qué alguien volvería con una persona que te hace esto?

— A lo mejor... ¿fue un accidente?— dijo Jung Hwan participando en la conversación, pero decidió no comentar más al ver la mirada de odio del pelinegro.

— Como sea— lo cortó el chico de pelo grisáceo—. No puede estar tan mal con ese tío si vuelve con él, ¿no?. O eso o tiene grandes motivos para quedarse. Porque... se marchó, ¿no?

— Se escapó— corrigió Jin desordenándose el pelo con las manos—. Le dije que se quedara el tiempo que quisiera, le curé las heridas le dí lo que quiso para comer, un pijama limpio y una cama...

— ¿La tuya?— preguntó el pelirrojo pícaro.

— Te juro que como no te calles te voy a matar— le dijo Jae Hwan serio para volver a posar su vista en Jin—. Pero aún y haberse escapado ella te llamó porque te necesitó. Eso ya es algo.

Jin pensó en esa chica pelirroja que le quitaba lo poco que le quedaba de cordura. Desde que se marchó, alejándose corriendo, escapando de él como si él fuera el enemigo cuando había hecho lo que había podido por ella... ¿por qué todo lo que le pasaba era tan complicado?

Desde que se fue no pudo dejar de imaginársela sufriendo, como había sufrido esa noche. No podía evitar verla derrumbada otra vez en el suelo, o verla como esa vez, sin pantalones y avergonzada.

Ella no merecía eso, pero no trataba de alejarse cuando tenía la oportunidad de hacerlo.

Literalmente, no la entendía.

— Pues ves a verla— dijo Jung Hwan, viendo como los otros dos lo miraban sin regañarlo por primera vez en esa noche—. No tendrías que estar perdiendo el tiempo por una tía que sólo te necesite cuando ella quiera. Pero no puedes evitar estar loco perdido, así que lo más fácil es dejar las cosas claras. Ve, le dices lo que te pasa y le pides explicaciones. Además, es una buena excusa para verla, que se te nota desde la Antártida que necesitas comprobar si está bien.

HangsangWhere stories live. Discover now