Capítulo 8: Tequila

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Al ver a Hye salir de casa de Asia, Jungkook se levantó y se sentó en la parte trasera del coche del pelirrojo, dejando que su novia se sentara de copiloto. Hye le sonrió como agradecimiento y, tras sentarse, miró a Hobi sonriente y depositó un breve beso sobre sus labios.

— ¿Estará bien?— preguntó Jungkook casi en un susurro, mirando fijamente la puerta de entrada. Le preocupaba como lo pudiese estar pasando su amiga, y se sentía mal por ir de fiesta en esos momentos. Pero fue Asia la que insistió.

— Supongo...— murmuró Hye, elevando sus hombros—, eso espero. Tampoco podemos hacer mucho más ahora, es ella la que tiene que superar las cosas— añadió en un intento de aclarar su respuesta.

Luego miró a Hobi y le sonrió, haciéndole una seña con la cabeza de que ya podían arrancar. El chico le sonrió de vuelta y asintió, dándole gas al coche y marchándose.

— Oye Hye— Tae se abalanzó hacia delante, cogiéndose del respaldo del asiento de la chica—, ¿qué le ha pasado a Asia?

Esa pregunta llamó la atención de Jungkook, pues lo cogió del cuello de la camiseta y lo jaló hacia atrás para luego mirarlo molesto. Tae frunció su ceño, sin poder apartar la vista de sus bonitos ojos marrón oscuro. Jimin, que estaba entre ellos dos, también miró a Jungkook, intentando buscar una explicación de por qué había tratado a Tae así.

— Es Asia la que tiene que decidir qué cuenta y a quién lo hace— lo regañó para luego apartar la mirada y fijarse en las pequeñas gotas de lluvia que se deslizaban sobre la ventana.

Creía firmemente en lo que acababa de decir. Cada uno era el responsable de sus problemas, y los trataba como él quería. Encontraba mal que la gente intentase entrometerse en la vida de los demás, y más si lo hacían mediante un tercero, como era el caso. Tae era demasiado cotilla, y a veces no lo aguantaba, le ponía de los nervios. Él mismo no podía evitar sentir cierta preocupación hacia el estado en que esa foto había dejado a Asia. También se sentía mínimamente molesto de que la chica hubiera elegido contarle lo que fuera a Hye en lugar de a él. Sabía que era por que ambas eran chicas, y supuestamente otra chica la entendería mejor, pero no podía evitar sentir cierto rencor. Él consideraba a Asia una de sus mejores amigas, y notar que el sentimiento no era mutuo lo hacía sentir menos en todos los aspectos.

— ¿Namjoon vendrá cuando acabe?— preguntó Hye al pelirrojo, a lo que él negó con la cabeza. Al oír el nombre del chico, Jungkook salió de su ensimismamiento para poner plena atención a la conversación que estaba ocurriendo en los asientos delanteros.

— Dice que no le apetece hoy, que quiere asegurarse de que Asia está bien— la chica asintió indecisa.

Seguramente el que Asia pudiera hablar con Namjoon tranquilizaría las cosas. Además, tarde o temprano, su amiga tendría que contarle al chico cómo se sentía, y por qué a veces actuaba como lo hacía. Sabía que Nam la quería, y que se preocupaba por ella, así que cualquier cosa que Asia le dijera, él intentará mejorarla con tal de que ella se sintiera mejor. Aunque, desafortunadamente, ese tema tenía que ser tratado internamente, pues ni su novio podía hacer nada para cambiar cómo acabaron las cosas entre ese Víctor, Dana y ella.

— Bueno, para alegrar un poco la fiesta, mirad lo que he traído— dijo Jimin sonriente, cuando ya estaban cerca de la discoteca, sacando una pequeña botella metálica de la manga de su chaqueta de piel.

— ¿Qué es?— preguntó Hye aceptando el frasco y desenroscando la tapa, para oler el contenido de éste. Un aroma de alcohol y hierbas inundó sus sentidos y alzó las cejas instintivamente bajo la mirada atenta del rubio.

— Es Tequila. De los buenos. Mi padre lo trajo de uno de sus viajes a México— dijo Jimin orgulloso, viendo como la chica le pegaba un trago a la bebida. Se relamió los labios para luego beber otro.

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