Capítulo 11: Solo un beso

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— ¿Tú crees?— decía la chica mientras se acomodaba el pelo rojizo detrás de la oreja—. No estoy tan segura...

— ¡Claro que sí! Les has encantado— repitió Jin, orgulloso, pues estaba seguro de que la chica conseguiría trabajo en ese pequeño restaurante como camarera.

Suni le sonrió realmente agradecida mientras le cogía la mano, entrelazando los dedos. Su vida estaba cambiando a pasos de gigante y se obligaba a sí misma a centrarse en el presente que estaba viviendo y no en el oscuro pasado que había dejado atrás. Así todo sería mucho más fácil.

La verdad en ese momento era que estaba saliendo con un chico. Uno que ella había elegido. Y ese chico le estaba cambiando la vida. Le había dado fuerzas, oportunidades y cariño, que era lo que ella llevaba necesitando desde hacía tiempo.

Lo cierto era que, por primera vez, era dueña de su propia vida sin estar atada a nada ni a nadie.

—... ¿Tae?— dijo el pelinegro sin soltar la mano de la chica, viendo a un castaño más joven que ellos sentado en las pequeñas escaleras de su casa, delante de la entrada.

El llamado dejó el móvil y levantó la vista encontrándose con su mayor y una chica la cual desconocía, aunque su mente cotilla ya había atado cabos.

Ella era... diferente a lo que se imaginaba para Jin. Pelo largo, rojizo y algo crepado recogido en una coleta, tez blanca, ojos grandes y labios finos. Pero tenía muchas ojeras bajo esos ojos oscuros que le afeaban la expresión. Era bonita, pero no era el tipo de mujer que esperaba encontrar con su hyung.

— ¿Qué haces aquí?— volvió a preguntar Jin llegando hasta él, soltando la mano de la chica para buscar las llaves en su bolsillo y abrir la puerta, invitándolo a entrar, algo incómodo por Suni.

— Quería hablar contigo...— empezó el chico mientras jugaba con las correas de su mochila, que colgaba de su espalda—. Me pasó algo ayer y, necesitaba a alguien con quien hablarlo.

Jin frunció el ceño. Obviamente se preocupaba por el pequeño, pero, ¿que no tenía amigos a quienes contarles sus desgracias?

Suspiró, mirando a la pelirroja quien no había dicho nada desde que había visto a Tae en el umbral.

— Iré arriba— dijo en un susurro entendiendo la indirecta mientras se dirigía hacia las escaleras, cruzando su mirada con la del pequeño castaño, quien vestía con un uniforme amarillo universitario.

Taehyung esperó quieto hasta que la chica desapareció. Si hubiese sido en otras circunstancias, aprovecharía ese momento para acribillar a su mayor con preguntas sobre esa nueva e inesperada relación, pero no era el momento.

— Siéntate— le dijo el pelinegro mientras tomaba lugar en el sillón delante de él, encarándose—. Y ves rápido que tengo algo de prisa. A ver, ¿qué ha pasado?

El castaño miró hacia el suelo, avergonzado de contarle eso a su hyung, pero no tenía a nadie mejor a quien hablarle sobre el tema. Además, Jin era el primo de Jungkook por lo tanto lo ayudaría más que todos los otros con los que pudiera hablar.

— Pues, ayer fuimos a una fiesta...

— Y te emborrachaste— finalizó Jin, conociendo perfectamente a ese niño—. Dime, ¿qué hiciste?

— Bueno... estaba con mi novio y él se fue con unos amigos y me quedé solo con Kookie...

Jin abrió los ojos. Sabía que el chico había estado enamorado de su primo, pues sólo hacía falta verlo cómo babeaba cuando lo tenía cerca, pero no esperaba algo así. Y mucho menos de parte de su primo...

HangsangWhere stories live. Discover now