Natalia Lacunza

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Conduciendo de camino a casa vi un cartel que anunciaba una obra de teatro. La verdad es que no tenia ni idea de que hoy actuaban, pero decidí parar y entrar.
Al abrir el portalón vi que la sala estaba casi vacía, seríamos unas veinte personas. Eran las 20:35, así que la obra ya estaba empezada.
En el escenario dos hombres luchaban con espadas y de repente una mujer apareció en escena. Ella también iba armada y consiguió dejarlos indefensos sin sus armas con un par de movimientos. Los dos salieron huyendo y ella, desde el centro del escenario, miró hacia arriba.
Y ahí estaba yo, inmóvil, de pie en la bajada de las escaleras. Al darme cuenta me senté rápidamente en la butaca más cercana a mí.

-Yo seré quien salve a la princesa.- dijo aún mirando hacia arriba.

La obra continuó y la verdad es que me estaba gustando. Esa chica tenía un talento natural, a diferencia de sus compañeros se notaba que lo disfrutaba, que ese era su sitio.

-Ya estás a salvo. Ven conmigo.-le dijo la guerrera.
-No podemos.-respondió la princesa.
-¿Por qué?
-No está bien.
-¿Por qué?
-Porque no.
-Entonces no puedo salvarte.
-Tampoco te lo he pedido.

La guerrera la miró con una mezcla de pena y rabia, mientras que la princesa se volteó dándole la espalda.

-Dime que me vaya y eso haré, pero al menos ten el valor de decírmelo.
-No puedo.
-Dímelo y te dejaré en paz para siempre.¡Dímelo!
-No... mira, yo...
-¿Qué? ¿Tú qué?
-Te quiero, por eso tienes que irte.
-Por eso me voy a quedar.

Le agarró de la muñeca haciéndola girar. Se pegó a su cuerpo, apoyando sus manos en su cintura.

-Irán a por nosotras y no puedo verte sufrir. No lo pongas más difícil. Sabes bien que morirás.
-Pero moriré feliz. Serán los meses, los días o las horas más aprovechadas de mi vida. Ven, tú solo ven.

Y se besaron.

Al final las acabaron encontrando, sucediendo lo que la princesa le advirtió. Sin reparos, una flecha impactó en el estómago de la guerrera. Muriendo en los brazos de la princesa, sonriendo al poder verla, al conseguir estar con ella una semana.

El final de la obra dio paso a mis lágrimas. Una historia preciosa. Que casualidad más bonita el haber entrado a ese teatro. Hacía tiempo que no lloraba al ver actuar.
Al terminar presentaron a los actores.

-Como guerrera... ¡Natalia Lacunza!

Y ahí salió ella, saludando agradecida por los aplausos. Sin duda tardaré tiempo en olvidar su nombre.

Primer capítulo terminado. A ver cómo sigue la historia... espero que os guste, poco a poco irá tomando forma. Cualquier sugerencia es bienvenida :))

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