Ahora

3.2K 163 27
                                    

-¡Hombre, rubita!-saludó al descolgar el teléfono.
-¡Hola!
-¿A qué debo el placer de tu llamada?-preguntó riéndose.
-Nada, quería hablar contigo para agradecerte lo de ayer.
-Bueno, no ha sido nada.

África se pegaba a la oreja donde tenía apoyado el móvil, intentando no perderse ningún detalle de la conversación.

-Tía, tía... pon el manos libres.-pidió susurrando.

Le hice un gesto con el dedo sobre la boca para que callase, pero no pareció servir de mucho, así que al final cedí y le hice caso.

-¿Alba?
-Sisi perdona. Me distraje un momento. En serio gracias, tengo que compensarte el haberte jodido la fiesta.
-Joder, ojalá todas mis desgracias fuesen así chica.-me reí al recordarlo y ella continuó hablando.- Me gustó mucho estar contigo.
-Y a mí.
-Pero bueno, aunque no me diera trabajo ninguno acompañarte... ¿en qué habías pensado para compensarme?
-En nada, lo que tú quieras.
-¿Si? ¿Segura?
-Ajá.
-Que me comas el coño.-me quedé helada sin responder y Afri tenía los ojos abiertos de par en par.-¡Que nooooo que es bromiiiii!-exclamó descojonándose.
-Madre mía.-dije poniendo una mano en el pecho.
-¿Te pusiste nerviosa, eh?
-Si, ya estaba pensando que vaya puntería tengo.
-Hubiera sido muy basto. Dios, ha sido buenísimo que te lo has tragado.-dijo riéndose de nuevo.
-¡Oye basta ya!-protesté uniéndome a sus carcajadas.

Mi amiga ya lloraba de la risa y se alejó de mí para que no se la escuchase al otro lado de la línea.

-Venga, pongámonos serias. Ya sé que quiero.
-¿Qué?
-Verte.
-Ummm... vale, sin problema.
-Ahora.
-¿Ahora mismo?
-Sí. Asómate a la ventana.

Afri y yo nos miramos perplejas y obedecí a Natalia, asomándome como me había dicho.

-No te veo.
-Fíjate bien.

Volví a mirar, pero nada.

-Sigo sin verte.
-Normal, no estoy allí.
-Boh.

Pude escuchar su risa al otro lado del teléfono, se estaba partiendo.

-No te enfades mujer, era una broma. Mira ahora.
-No voy a picar de nuevo, Nat.
-Que ahora es en serio.
-Sisi, lo que tú digas.
-Vale, ya verás.

Colgó. Me había colgado, dejándome con la palabra en la boca. De repente el timbre de mi puerta sonó. Miré por la mirilla y ahí estaba ella, como había dicho. Saludó con su mano, intuyendo que yo estaba observándola. Abrí la puerta.

-Hola.
-Hola. Tienes que confiar un poquito más en mí, eh.-dijo agachándose para abrazarme.-Uy no sabía que tenías visita ya.
-Si, es mi amiga Afri.
-Si, hablé contigo ayer.-se dieron dos besos.
-Bueno, ya es algo tarde. Yo casi que me voy.-dijo mi amiga mientras que iba a coger su chaqueta.
-Puedes quedarte más si quieres.-le ofrecí.
-Nono, yo marcho ya. Pasarlo bien.

Cerró la puerta tras ella, dejándonos a las dos a solas.

-Ahora si que puedo pedirte algo.-se acercó a mí, quedándose a escasos centímetros.-Y te pido esto.

Me besó agarrando mi cara con dulzura y yo me dejé llevar. Hoy el beso me gustaba aún más que ayer, estando ya en plenas condiciones sin el efecto del alcohol.

-Mira que yo no quería.
-¿Lo qué?
-Yo no quería establecer lazos emocionales con nadie y apareciste tú, Alba Reche.

VenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora