De camino a casa

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Narra Alba:

Fui guiando a Natalia para que me llevase a mi casa. La chica ha sido muy agradable conmigo sin conocerme de nada. Me agrada que aún existan personas así, que ven problemas y quieran intervenir, no pasar de largo como harían todos.

-Bueno, cuéntame algo para sentir que no llevo a una completa desconocida en mi coche.-ambas reímos.
-Pues a ver. Soy Alba, tengo 20 años y soy de Elche. Me vine aquí hace unos añitos a perseguir mi sueño, como tanta gente que se muda a la capital, ¿no? ¡Ey, ey! A la izquierda.-le dije de repente, para un momento que me distraigo.
-¿Y qué sueño es ese?
-Me encantaría ser pintora, bueno, cualquier cosa que tenga que ver con el arte me vale. De momento está yendo bien. Cada tres meses tengo una exposición ya acordada, poco a poco.
-Oye pues genial. Ojalá nosotros así de bien.
-¿Todos queréis lo mismo?
-Si bueno, ellos se dividen y hacen otras cosas. Yo me dedico por y exclusivamente para el arte. Sé que es lo mío, no puedo pensar en otra cosa a la que dedicar mi vida.
-Ahora a la derecha.
-¿Qué?
-Que gires a la derecha.
-¡Ah si! Perdona.-dijo riéndose.
-Haces bien. Persigue lo que quieres realmente, solo así lo podrás conseguir.
-Exacto. ¿ Y qué más haces? A parte de pintar digo.
-La interpretación también me flipa, cantar, bailar... todo.
-¿Cantas? Eso sí que no me lo esperaba. Venga dale, que este es un temazo.-subió el volumen de la radio, en la que estaba sonando Viva la vida.
-Nono, que vergüenza.-dije poniéndome roja.
-Va, yo te hago los coros. ¡Ohhhhh ohhhhhhh ohhhhhh!

Me lancé y comencé a cantar junto ella. Nos lo pasamos realmente bien durante la canción, dándolo todo.

-¡Ole, ole! Qué bien lo haces tía. Ojalá hacerlo así de bien.
-Bah, no. No es nada especial. Ay mira es ahí mi casa.-dije señalándole.
-Ya hemos llegado señorita. Son 18,50€.-bromeó ella.
-¡Uy, pero si no tengo mi cartera!-dije sobreactuando, lo que provocó una sonora carcajada de ella.
-Pues tenemos un problema. Tendremos que vernos otro día para que me lo pagues.
-Si no queda otro remedio...
-Es lo que hay si.-las dos reímos.
-Bueno, ahora en serio. Muchas gracias por traerme, no me aparecía andar tres horas hasta mi casa.
-No hay de qué rubia.-se acercó y me dio dos besos para despedirse.

Bajé del coche y al llegar a la puerta no tenía mis llaves. También estaban en el coche, magnífico. Me siento la persona más estúpida del universo.

-Te vas a reír.
-No me digas más, las llaves están en el coche.
-Justo.

La morena se bajó del coche y vino hacia mí mientras encendía su cigarrillo.

-Déjame tu teléfono. Mi, em... mi vecina... tiene una copia de mis llaves.
-Claro, toma.

Llamada:
-Hola Julia.
-Hola.
-Eh, ¿me puedes dejar las llaves de mi casa? Es que se llevaron mi coche y con el mis llaves, mi móvil y mi dinero.
-Si, claro. Aún no estoy en casa, pero en media hora me acerco, ¿vale?
-Si, estupendo. Gracias Juls.

Me giré hacia Natalia y le entregué el teléfono.

-Gracias, en media hora ya estará aquí.
-Vale. En media hora me voy entonces.
-No hace falta que te quedes. No me va a pasar nada.
-Me da igual. Es de noche y aunque no deberíamos de tener miedo, yo lo tengo. No me gusta dejar a ninguna chica sola por la calle.
-Como quieras, pero que sepas que no es necesario.
-Vale. Pero me voy a quedar.
-Que cabezona.-dije riéndome.
-Un poquito solo.

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