Entré por la puerta de mi casa secándome algunas lágrimas, pasé por la casa lo más silenciosa posible, pero no fue suficiente.
- ¿Dónde estabas Alba? - era mi padre, como siempre controlando hasta en que lugar era en el que bebía agua, me cansaba esto.
- Dando una vuelta con una amiga - respondí mientras dejaba la sudadera en la mesa del salón.
- No será muy buena amiga si te ha hecho llorar - respondió bajándose las gafas hasta la punta de la nariz.
- Papá no tiene que importarte nada, es mi vida, déjame vivirla - me dí la vuelta para dirigirme a mi cuarto, pero me cogió la mano y me tiró para él, tenía miedo, el aliento le olía a wiscky, eso no era buena señal - Papá déjame en paz - que le ignoraran era de las cosas que más daño podían hacerle.
- Mira niña, no se quien era esa chica que estaba en la puerta pero no está en nuestro estatus social, lo sabes, no hay más que verla - pronunció con asco y como siempre, despectivo.
- Claro papá, cuando ya no es un chico que viene con camisa y pantalones de vestir a dejarme, la persona que venga no está en nuestro estatus - respondí zafándome de su agarre.
- Mira, niñata, llevo media vida intentando emparejarte con Alejandro, es un chico de muy buena familia y muy formal, a parte siempre ha sentido cosas por ti - me daba mucho asco todo esto.
- Que pena, yo no siento nada por él, que se busque a otra pijita con dinero que le quiera, pero no voy a ser yo - espeté saliendo de allí rápido y cerrando con pestillo la puerta de mi cuarto.
Me fui quitando la ropa, me miré en el espejo y no pude evitar que las lágrimas salieran a toda velocidad de mis ojos.
Toda mi vida han querido formar la niña que querían, pero siempre decidí que yo soy como soy, prometí respetarme y quererme como ellos no hicieron, por ello siempre he sido independiente, iba un poco a mi rollo, me he acostumbrado a ser así.
Me tiré en la cama mirando al techo, ¿en que momento confíe en Natalia tanto? ¿ qué tenía ella que no tuviera otra persona? No lo sé ni quería saberlo, ya me había quitado demasiado de mi tiempo, no se merecía más.
Al día siguiente...
Me levanté, al segundo de hacerlo recordé todo lo que pasó el día anterior, entré en Instagram y vi el de Natalia, había subido algo a la historia, no debería de verla, pero ya me daba igual lo que pensara.
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No entendía muy bien de lo que iba esto, pero me daba igual, me vestí para ir a la Universidad y bajé las escaleras para prepararme algo de comer.
- Albita, mira quién está aquí - mi padre soltó con la mayor hipocresía que he oído nunca señalando a Alejandro.
- Hola Alba ¿qué tal estás? - preguntó acercándose para darme dos besos.
- Muy bien Alejandro ¿tú? - me fui dirigiendo a la cocina para prepararme algo.
Él era un buen chico, pero me negaba a que mi padre decidiera con quien debía salir y con quien no.
- Pues muy bien, esperando para llevarte a la Universidad. - ¿qué acababa de decir? Por favor que alguien me diga que me estaba quedando sorda y que él no había dicho eso.
- ¿Llevarme a la Universidad? - pregunté incrédula.
- Sí, tu padre quiere que pasemos más tiempo juntos ¿quién soy yo para decirle que No? - dijo encogiéndose de hombros.
- Tu no eres nadie, pero yo sí - me alejé un poco de él, cogí mi mochila mientras veía la cara de incredulidad de mi padre, me puse en un lugar junto a la puerta en el que él me veía a la perfección - Papá - dije para llamar su atención - Que te jodan - abrí la puerta y antes de salir saqué mi dedo medio hacía él.
Salí de casa corriendo prácticamente, busqué la tarjeta del bus, pero mierda, me la dejé en casa, no era plan de volver por allí, no era plan.
Así que aceleré el paso, escuché un coche y al girar la cabeza pude ver un Mercedes negro a mi izquierda, era Alejandro, esperándo a que me subiera a su vehículo.
- Alejandro, no voy a subir, sabes que No, paso de los rollos de mi padre, pensaba que lo sabías - le espeté sin parar de andar, al igual que él no paraba de conducir.
- Alba para mi eres muy importante, sabes que siempre sentí cosas por ti, ahora no puedo cambiar lo que siento por ti... - le corté de un grito.
- ¡Alejandro! A ver como te lo digo ¡n-o m-e g-u-s-t-a-s! Superalo guapo, mi padre quiere emparejarme contigo por que eres un amargado como él al que nunca nadie a querido, y ahora vete. - él dió la vuelta en la rotonda con rabia y se fue.
Seguí corriendo al dejar atrás a Alejandro, pero ahora mi padre me seguía muy de cerca, no paraba de gritar que me diera la vuelta, pero no iba a hacerlo, aceleré, pero él no iba a quedarse atrás, corrió hasta mi.
Me cogió del hombro y empujó mi cuerpo contra una puerta de garaje del barrio en el que todo eran casas.
- Mira niñata, no voy a dejar que me dejes más en ridículo por que a ti te salga de los cojones hacer lo que te da la gana y por no pensar en tu familia - gritó prácticamente escupiendo cada una de sus palabras con odio y rabia.
- Papá déjame, llegó tarde... - me alejé de allí, pero noté como algo me golpeó en la espalda, caí al suelo en redondo. Mi padre se acercó, me levantó del suelo por el cuello de la chaqueta y me dió un puñetazo, diría que me sorprende, pero no lo hace lo más mínimo.
Siguió y siguió golpeándome, no se que había hecho pero quizás merecía cada uno de los golpes que estaba recibiendo.
Agaché la cabeza, me costaba mantenerla recta.
Alguien llegó y apartó a mi padre de mi.
- ¡Váyase! ¡oíga! ¡qué se aleje de ella! Y escúcheme, como la vuelva a tocar juro que le denunciaré, no le temo ni a usted ni a su dinero - acabó con mucha seguridad su frase, me cogió de la cabeza para recomponerme un poco mientras mi padre se alejaba refunfuñando, como siempre.
Cuando aclaré la vista no podía creerme a quien estaba viendo, no podía creerlo.
¡¡¡¡Fin del capítulo!!!!
Lo de que haría un capítulo al día en fin de semana es un poco subjetivo, para que os hagáis la idea, yo escribosiempre que tengo tiempo, y en el finde suelo tener bastante.
Espero que os esté gustando mucho la novela. ¡¡¡Qué ya somos 3000!!! Flipo con vosotrxs, de verdad sois lo más.
