LA CUNA DE LAS ESTRELLAS (ÁRABES) [YOONJIN/KOOKJIN]

2. Nunca en mi horrible vida.

-Ay... qué pena con usted, Aisla Chanyeol -sinceró el hombre que pedía la mano de Seokjin-. Le juro que no fue mi intención hacer un escándalo en su casa, y menos con su hijo...

-No, usted no tiene la culpa de nada -rectificó-. Seokjin siempre fue así desde que era niño. Espero que se  haya dado cuenta de lo que le intento decir. No es que le esté espantando los pretendientes a mi hijo, sino que quiero que alguien esté consciente de lo que implica estar al lado de una persona como Seokjin. ¿Aún está seguro de quererlo?

El joven lo meditó, pero al final le sonrió al señor Chanyeol y, con mucha confianza en sus palabras, respondió:

-Ahora que lo he visto sin nada que esconda su físico, debo admitir que su hijo es el hombre más hermoso que hay, Aisla Chanyeol. Además... es capaz de enamorar a cualquiera sin la necesidad de decir ni una palabra, sólo basta una mirada y así... uno cae rendido por él.

El padre lo miró bastante decidido.

-Está jugando con fuego, señor Jeon -dijo serio-. Veo que está consciente de sus palabras, así que acepto darle la mano de mi hijo mayor, aunque ese muchacho al que tanto venera es el vivo retrato de su madre, por lo tanto quiero que no se arrepienta de esta dura decisión, porque una cosa bien sí le digo a usted y al señor Kim -el otro hombre prestó atención-: Aisla Chanyeol, bajo ninguna circunstancia, permitirá que sus hijos sean devueltos después de casados, y el que se atreva a hacerlo, lo maldeciré con toda mi alma que hasta los hijos de sus familiares tendrán pesadillas después de la muerte.

Pasaron unas horas y las visitas se fueron, entonces Chanyeol se dispuso a subir a la habitación de su hijo mayor para hablar.

-Seokjin -llamó el padre-. Seokjin, abre esta puerta -volvió a tocar-. ¡Maldita sea, Seokjin! ¡Abre esta puerta ahora mismo!

Pero este no obedecía. Él se mantenía en silencio, absorto a los llamados de su padre, esperando la noche para irse con su amado y dejar todas sus amarguras en el olvido para siempre.

-¡Seokjin, ¿acaso no entiendes? ¡Abre la estúpida puerta si no quieres que la derribe! -amenazó Chanyeol.

Y al instante, la puerta se abrió.

-¿Por qué gritas como un viejo loco? ¿Acaso no te hartas de amargarme la vida con tus tonterías? -reclamó- ¿Qué quieres?, ¿que te perdone?, ¿que acepte tu perdón? ¡Bien, lo haré! ¡Haré lo que quieras! Pero responde esto, ¿quiénes eran esos hombres y qué querían?

Chanyeol quedó mudo.

-¡Responde! ¿Quiénes eran esos dos hombres? -insistió- Son amantes, ¿verdad? ¿Estás planeando un casamiento a la espalda de mi hermano y de la mía?

El padre aún no decía nada.

-¿A quién sacrificaste? -preguntó temeroso-, ¿a Taehyung o... a mí?