Dentro de Byberry

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        Viernes 18 de octubre, mi reloj marcaba las 7:11pm, iba en mi camioneta y estaba a pocos minutos de llegar al misterioso hospital, tenía la radio encendida para no sentirme solo, ya que no volví a ver al señor Kell. Cuando llegaba a ver el hospital a lo lejos en la densa oscuridad, en la radio empezó a sonar estática, se había perdido la señal, solo tenía la iluminación de un faro de la camioneta y las luces del hospital a lo lejos.

        Cuando llegué al hospital me percaté de que la patrulla seguía allí, pero habían otras dos patrullas más que no estaban el día anterior, miré el inmenso hospital y me dirigí hacia la puerta, cuando la fui a abrir me di cuenta de que había algo tapando la entrada desde adentro, porque podía girar la perilla pero no la podía empujar, traté de buscar otra entrada y vi una ventana abierta en un tercer piso cerca de un árbol, me trepé al árbol, subí y traté de llegar a la ventana pero no podía, así que salté y apenas logré atrapar el borde de la ventana con mis manos, me esforcé y pude subir a la habitación, y era un desorden, muebles volteados, libros tirados, cuadros rotos, repisas lanzadas al suelo, perece que algo había pasado. Salí de la habitación y vi una mancha de sangre en la pared, parecía que alguien había deslizado su mano ensangrentada por la ella, seguí caminado por el pasillo y caminé hacia una puerta que parecía dar con un corredor más amplio pero también estaba bloqueada, busqué como llegar a ese corredor y di con un ducto de ventilación que tal vez me ayudaría, entré en el estrecho ducto y me desplacé por él como pude, mientras lo hacía escuchaba lo que parecía ser alguien esforzándose por gritar con algo tapándole la boca, logré salir del túnel y dar con el corredor, ahora me podía desplazar con mayor facilidad.

        Caminado por el corredor me di cuenta que desde el tercer piso donde estaba podía ver la recepción en centro de la planta baja, en donde estaban los empleados raros el día de ayer, pero estaba vacía, del otro lado del corredor vi la silueta de alguien aparentemente gordo reflejada en un vidrio, pensé en alcanzarle pero unas mesas y cajas me tapaban el camino, así que entré por una puerta que decía librería.

        No veía nada, y caminaba teniendo cuidado de no tropezar con nada, vi una ventana que dejaba entrar la luz de la luna, me asomé a ver si lograba ver la camioneta pero no, la ventana daba con una capilla, solo podía ver dicha capilla y la lluvia que caía en el momento. Cuando de repente algo me agarró del brazo, era un policía que estaba tirado en el suelo jadeando de dolor, intento jalarme hacia él pero no lo conseguía, yo me le quedé viendo y me dijo:

          —    ¡Has entrado al infierno! ¡Todos ellos están locos, tienes que salir de aquí! — mientras apretaba sus dientes ensangrentados — Ellos... ellos... —  tocia sangre — Ellos me arrancaron un pulmón.

          —    ¿¡Quiénes son ellos!? — dije mientras veía el agujero sangrante que tenía en su abdomen.

          —    Los variantes... — dijo mientras perdía sus fuerzas al apretar mi brazo.

        Empezó a inhalar fuertemente por la boca mientras salía sangre de ella, sus fosas nasales exhalaban fuertemente aire y sangre a chorros al mismo tiempo, el pobre hombre lentamente murió asfixiado con su propia sangre.

        Asustado y confundido traté de abrir la venta pero estaba clavada y no podía abrirse. Revisé que tenía el policía que me pudiera servir pero solo tenía una linterna, la tomé, la encendí y vi horrorizado los cuerpos decapitados que estaban en el suelo y sus cabezas en los libreros como si fuesen libros, muchas cabezas aun sangraban y algunas no tenían mandíbula, ¿¡Cómo pudo pasar esto!? ¿Quién es capaz de hacer semejante locura?

        Salí de la macabra librería y di del otro lado de las cajas que me estorbaban, caminé por el corredor asustado de qué más me iba a encontrar en este sitio, otra vez un obstáculo estaba en mi camino, pero este si lo podía pasar, lentamente pasé entre dos grandes pilas de sillas acumuladas, cuando terminé de atravesar el obstáculo alguien me agarro por detrás del cuello con una mano y me levantó, vi que era el gordo que había visto reflejado en el vidrio anteriormente, me miró con un gesto extremadamente molesto, pude detallar su cara llena de cicatrices al igual que sus brazos y cuerpo sin camisa, apretó mi nuca y me lanzó hacia la recepción, tres pisos abajo.

        Caí encima de un escritorio el cual se rompió por mi peso amortiguando un poco mi caída, quedé muy adolorido en mi espalda y cadera, agonizaba de dolor entre los escombros del escritorio viendo hacia arriba; veía las luces de los pisos, la agonía era tal que las luces eran cegadoras, paseando la vista entre los focos noté al sujeto que me lanzo viéndome desde la baranda del tercer piso, a los pocos segundos empezó a caminar rápidamente aun viéndome, lo seguí con la mirada hasta que lo perdí entre los fuertes destellos de luz, segundos después mi cuerpo ya no respondía, se me nubló la vista y quedé inconsciente.

        Cuando desperté poco a poco me puse en pie y detallé la altura de donde me había lanzado el gordo demente, era una gran altura, quedé sorprendido por el poco daño que había recibido y aterrado porque ese lunático me podría encontrar de nuevo, luego bajé la cabeza y algo llamó mi atención, a unos pocos metros de mi estaba el recepcionista extraño que me había atendido el día anterior, ahorcado y guindando de un ventilador de techo en movimiento, el sujeto giraba lentamente, su cabeza reposaba sobre su hombro derecho con una mirada petrificada. Tomé una de las libretas de los recepcionistas y empecé a redactar lo que me había pasado y así llevar un control para mi reporte.

        Viernes, 10:23pm. Entré a este manicomio y un demente intentó matarme lanzándome desde un tercer piso, hace poco recuperé la conciencia y aun siento un fuerte dolor. En este lugar he visto cosas horribles, un hombre que le arrancaron un pulmón, cuerpos decapitados en el piso, cabezas organizadas como si fuesen libros, y un hombre ahorcado girando sin parar. Tengo miedo de que algún ''variante'' torture mi escuálido cuerpo, pero algo dentro de mi dice que continúe con esto, tal vez sea valor, tal vez sea estupidez, sea lo que sea daré a conocer lo que sucede aquí.

        Cerré la libreta, cerré mis ojos, respiré profundo y seguí caminando por los pasillos del hospital mental Byberry.


El  macabro hospital mental Byberry (Outlast)[En Corrección] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora