Los ojos de la muerte

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        Entré en la habitación y vi extrañado dibujos en las paredes, dibujos hechos con sangre en la parte media y baja de las paredes, toda clase de dibujos, desde los dibujos infantiles típicos hechos con muñequitos de palo, pasando por un oso de peluche, una sonrisa considerablemente grande y hasta una gran cuervo en un árbol sin hojas que ocupaba una pared entera, y muchos otros dibujos más, todos hechos con sangre, la habitación estaba casi vacía, excepto por unos libreros, muebles y mesas tiradas, detrás de estas mesas se escuchaban murmullos, murmullos que no podía entender, preocupado camine lentamente hacia la puerta de nuevo.

—    Si me miras te mato — era una voz femenina, nunca había escuchado la voz de una mujer desde que entré al acilo — ¿Qué estás buscando?

—    ... — me quede en silencio, nervioso y con un mal presentimiento.

—    ¿No responderás? ¿Quién eres? — una femenina voz seca y directa.

—    Soy Köeh... ¿Tú quién eres?

—    Acércate Köeh, acércate.

—    ¿Para qué?

—    Acércate.

        Lentamente caminé hacia la mesa, guiándome por su voz, seguramente iba a ser una idea muy estúpida, cuando finalmente me acerqué, vi a una mujer banca, con el cabello castaño oscuro, largo y ondulado,  sentada en el suelo, con un vestido blanco, con sus manos ensangrentadas hasta las muñecas, mirando al cadáver que tenía en frente de ella, al cual le estaba arrancando la piel a pellizcos.

—     Si miras mis ojos sentirás lo mismo que él ¿Entiendes? — yo asentí con la cabeza viendo al cadáver siendo desollado poco a poco —Cuando eres miserable necesitas que alguien sea más miserable que tú para sentirte mejor... ¿Qué estás buscando?

—    Una salida de este hospital.

—    ¿Salida? — dejó de ver el cadáver, volteo su cabeza para verme a mí y yo inmediatamente giré la mía y dirigí la mirada a uno de los tantos dibujos de la habitación.

—    Sí, quiero escapar de aquí.

—    ¿Acaso crees que lo lograras? — decía mientras despellejaba el cadáver sin verlo.

—    Eso espero, hay un rastro de sangre que con suerte me llevará a la salida de este lugar.

—    Bien, vamos — se levantó y se posicionó al lado de mí, yo volteé mi cabeza de modo que le daba la nuca.

—    ¿Vamos? — pregunté extrañado.

—    ¿Algún problema?

—    No, no. Para nada.

—    Ahora dime ¿Dónde está ese rastro?

—    Emh... empieza en el piso de arriba, me llevaba hasta un pasillo idéntico al de este piso y me decía que bajara por la ventana hasta el patio que está abajo.

—    Ven — empezó a caminar hacia la puerta

—    ¿A dónde? — pregunte mientras la veía de espalda.

—    Creo que lanzarnos desde un sexto piso nos mataría, tenemos que bajar — abrió la puerta y salió del cuarto — ¿Vienes o no?

—    Voy — dije mirando el sangrante cadáver sin piel en el suelo.

        Salí de la habitación repleta de dibujos ensangrentados con esta mujer, no me había dado cuenta de que todos los sujetos que me encontraba en este lugar eran hombres, a excepción de uno que otro cadáver.

El  macabro hospital mental Byberry (Outlast)[En Corrección] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora