¡Sáquenme de aquí!

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            Cuando desperté me seguí deslizando por los ductos hasta que encontré una salida, salí y caí al suelo, me levanté y vi una silla de ruedas volteada y destrozada, pero una de las ruedas estaba girando, eso me dio muy mala impresión, era obvio que alguien la había hecho girar.

            Caminé y al final del pasillo di un cruce hacia la derecha porque del otro lado había una puerta, de esas que solo puedes ver el interior de la habitación, y no vi nada útil, varios escombros, unos cuantos cadáveres, y manchas de sangre en la ventana que daba con otro pasillo, cuando me volteé para seguir caminando escuche algo caerse y al devolver la mirada a la habitación otra vez, vi una silueta apoyada en la ventana del otro lado de dicha habitación, mirándome, corrió hacia donde creo que era la dirección de donde salí del ducto, me alarmé y empecé a correr.

          Abrí una puerta y entré a lo que parecía ser una enfermería, solo vi varias camas ortopédicas y cortinas para separarlas, obviamente con manchas de sangre, pero en el piso vi un rastro de sangre que se dirigía a una cama en particular, nervioso seguí el rastro, cuando me acerqué y tomé la cortina para abrirla escuché una voz.

—    Toma tu turno, enseguida te atiendo — escuché y recibí un fuerte golpe en la cabeza que me dejó inconsciente.

       Lentamente abrí los ojos sin poder distinguir nada y escuchando unos lejanos gritos, empecé a moverme pero era inútil, estaba amarrado a una camilla, me di cuenta que no habían cortinas, solo varias camas clínicas, no estaba en la habitación donde me noquearon, comencé a batuquearme con más fuerza para liberarme pero alguien me habló.

—    Es inútil — me dijo un paciente desfigurado que estaba a una cama de distancia.

—    ¿Qué? — los gritos que escuchaba dejaron de sonar

—    Es inútil, él te quitará todo lo que tienes, tus fuerzas, tu valor, tu dignidad, tus riñones, todo... — dijo con una voz desanimada.

—    ¿Pero qué dices? ¿Cómo llegué aquí?

—    Él te trajo.

—    ¿Quién es él? ¿Qué te pasó a ti?

—    Josef...él me hizo esto — detallé su cuerpo y vi lo que parecían ser implantes de senos dentro su pecho y cabello largo cosido a su cabeza.

—    Pero... pero ¿Por qué? — Dije sorprendido pero aun débil por el golpe.

—    Porque soy homosexual —empezó a llorar— tu y yo vivimos en un mundo en donde ser diferente significa ser el enemigo, pero no es culpa mía ser así ¿Sabes? No es fácil tratar de encajar en un pensamiento que no encaja en esta sociedad, no es fácil darte cuenta que en todos los cuentos de amor siempre son un hombre y una mujer quienes tienen su final feliz, no es fácil mantenerte en pie cuando tienes el mundo entero en contracorriente, no es fácil ser la vergüenza y deshonra de tu familia, no es fácil recibir esto por mi enfermedad.

—    Lo siento mucho amigo — le dije

—    ¡No vuelvas a repetir eso! ¡Que ni se te ocurra sentir lastima por mí! No... no te atrevas...—  me dijo con una mirada molesta en sus ojos lagrimosos

—    Oh... parece que ya despertaste y que tú ya te recuperaste — dijo quien parecía ser un sacerdote rapado que cargaba una túnica y una cruz colgando del cuello

—    ¡Aléjate de mí! ¡LARGO! — le gritó el paciente.

—    Ni Dios te perdonará por tu repudiable pecado — le respondió con una mirada indiferente

El  macabro hospital mental Byberry (Outlast)[En Corrección] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora