- ¿Ally? ¿me estás escuchando? – le preguntó Emily. Pero Ally vivía en otra dimensión. En otro mundo. Encerrada entre sus propios pensamientos. Encerrada en él. En Austin. Que no podía salir de su cabeza.
- Sí...sí, perdona... - sonrió tontamente.
- Claro nena. – Emily puso los ojos en blanco y tomó de su malteada. - ¿ya vas a hablarme de él?
- De...de...¿quién? - Ally apretó los hombros.
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Austin trazó otra línea. Razonó un poco. Si entraban por la puerta trasera de aquel banco, probablemente serían capturados por las cámaras de seguridad de ese espacio. Se colocó las manos tras su cabeza. Pensó más... ¿y si Ryan o Chaz se encargaban de esas cámaras una de estas noches? Las desaparecían y al siguiente día no tendrían problema en entrar. ¿Y los sensores de seguridad? ¡jo.der! no había tenido tiempo de ir a inspeccionar la zona. Tragó saliva. No tenía cabeza para nada. Alguien más ocupaba su mente. Sus pensamientos. Sus razones. Su tiempo. Su vida.
Ryan seguía dando vueltas y vueltas en aquella habitación del departamento de Austin.
- ¿Sabes qué día es, verdad? - miró a Austin. Este intentó no prestarle atención para no tensarse más. – menos de un semana para el siguiente banco, y tú no tienes absolutamente nada hecho.
- He estado ocupado.
- ¿Con quién? ¿con la zorra de la cajera?
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- Háblame de él, vamos, soy tu mejor amiga. – le pidió Emily. Conocía a Ally muy bien como para ser engañada por ella misma.
- Juro que no sé de qué hablas.
- Haz faltado al trabajo nena y el pobre de Max me llamó asustado anoche al darse cuenta que no estabas en tu casa. – miró a Ally fijamente, sin dejar que ningún detalle de su mirada se le escapara. – te fugazte toda una noche... pero no quieres decirme con quién...
Y no pudo más. Sus ganas por contarle la verdad eran infinitas. Moría por contarle cada detalle de lo que había pasado con él. Deseaba contarle quién era él...aunque ni siquiera ella misma lo sabía muy bien.
Se tapó el rostro, avergonzada...
- Se llama Austin.
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- Tú no eres mi jefe.
- ¿Y ella lo es?
- Ally no tiene nada que ver, jo.der. Nada. Y no es mi problema que eso no entre en tu pequeña cabeza. – se puso de pie y encendió otro cigarrillo. El quinto que fumaba aquella tarde.
- ¿Ally? Vaya... te has aprendido hasta su nombre. Pero qué bonito. ¿Y qué más? – se rio sarcástico. - ¿también le envías flores y esas cosas?
Austin dejó salir el humo de su garganta. Se enredó entre el olor del humo y aquel infinito odio que sentía por seguir siendo parte de esa mafia. Se pegó contra la ventana que daba hacia los pisos inferiores. Y fumó... sin decirle nada todavía.
- No seas tan imbécil. – continuó Ryan. Quería herirlo. Hacerlo entrar en razón de cualquier manera. - date cuenta de una jo.dida vez en lo que te estás convirtiendo por un zo.rra, que te da lo que cualquier ramera puede darte.
Austin dejó caer el cigarrillo al suelo y empujó a Ryan con fuerza hacia el suelo.
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- Y no sé... es...es guapísimo... - hizo la cabeza para atrás y pensó en las palabras exactas para describirlo. – es tan dulce... y tan tonto a veces... y todo ha pasado tan rápido desde que nos conocemos.
- Espera, ¿es guapo?
- Sí. - Ally sonrió.
- ¿Y dices que tiene un Mustang?
- ¡Sí! – volvió a decir ella, y esta vez riéndose.
- ¡¿Y dices que lo han hecho en el Mustang?! – gritó Emily, haciendo que Ally se tapara el rostro con las manos de nuevo. – jo.der, lo siento... - dijo haciéndose chiquita en su asiento.
- Solo faltó que te escuche él mismo.
- Perdona... pero ¿y? – estrechó los hombros. - ¿Qué tal...folla?
- No voy a decirte. - Ally blanqueó los ojos y se inclinó un poco para que sus labios chocaran con el borde de su caña. Tomó de su bebida.
- ¿Por qué no?
- Porque si te digo vas a ir a buscarlo.
- Eres tonta ¿cierto?
- Es un maestro. – admitió Ally. Sintiendo que los colores se le subían al rostro de pronto. – y... tal vez... no lo sé siento que... - soltó aire y trató de relajarse. – creo que tal vez me gusta.
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- No la vuelvas a llamar de esa forma. – le dijo Austin, de forma tranquila.
Ryan asintió desde el suelo. Sonriendo y tragándose toda la molestia. Aunque a veces no lo pareciera, Austin era su mejor amigo, su colega, el tío con el que había vivido y moriría. Se puso de pie.Repitiéndose una vez más, que aquel imbé.cil que lo había derribado era su mejor amigo.
- Esto...¿esto en serio? – se limpió la ropa y lo miró a los ojos. Austin trató de esquivarlo. - ¿de verdad te gusta?
- Que haya salido un par de veces con ella no significa nada. Voy a ponerme al día en esto y todo volverá a...
- No, no. Tú no pasas de fo.llar, pero no te aprendes los nombres. ¿Qué tiene esa mujer?
Austin le dio la espalda. ¿Qué tiene esa mujer? ¿Qué tenía Ally? Esa era la misma pregunta que él se hacía. Colocó sus manos en el borde de la ventana y pensó... pensó en ella... ¿Qué era lo que tenía ella? O mejor dicho... ¿Qué no tiene? Respiró hondo y trató de concentrarse.
- No lo sé... - susurró. – solo sé que me gusta. Y me gusta cada vez más.
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TENTATION
RandomSINOPSIS: Ese mismo día...robaron el banco más grande de todo Estados Unidos. Ese mismo día, uno de ellos... se enamoró para siempre.