capitulo 41

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  Un poco más. La lengua de Austin había invadido completamente. Su impaciente lengua tocaba cada rincón exterior del sexo de Ally. La había dejado descansar, pero no podía más, deseaba verla con más... más impaciente, más desesperada. Así que dio un lametón lento a su entrada e introdujo una vez más su lengua entre su clítoris tocando lentamente cada espacio.

- Dios... voy a correrme... le avisó. Esto era muchísimo. Tanto placer junto la estaba haciendo perder la noción. Bajó la cabeza al notar que Austin no había reaccionado ante sus palabras, encontrándose a este comiéndose su dulce co.ño. Pudo divisar su lengua pasándose por cada centímetro de sexo. Eso no hizo más que estremecerla más. Excitarla. Solo Austin había podido hacer estas cosas con ella. Jamás se atrevería a hacerlo con alguien más. Era una cosa de los dos. Algo no haría con algún otro hombre. Y así le gustaba.

- Te estoy esperando, gatita. – le alentó él entre susurros, pero no hizo falta para que Ally pudiera dejar salir todo su delicioso elixir dentro de su boca. Su erección creció al notar que ella se estremecía más y más pegada a su cuerpo. No podía pedir algo mejor que verla correrse en su boca y sentir sus espasmos pegados a su él. Era exquisito. Tan jo.didamente placentero. – Dios... eres deliciosa... - le susurró.
Ally soltó otro gemido en forma de respuesta. Lentamente los labios de Austin subieron por ella, deteniéndose entre sus senos. Desabotonó su camisa a cuadros completamente y logró destaparlos, besándoselos por encima. La camisa desapareció y las manos de Ally acariciaban el cabello de Austin de una manera sutil y perfecta. En ese momento, cualquier cosa que ella pudiera hacer, lo haría excitar muchísimo. Y ella... ella lo sabía perfectamente. Así que bajó sus manos y masajeó sus palmas sobre la erección de Austin. Un gemido duro y fuerte salió de entre la garganta de Austin. Pero no sería suficiente. Ally bajó sus pantalones, aunque estos ya estuvieran lo suficientemente caídos, y a la misma vez el bóxer. Sus pequeñas manos se enredaron entre su miembro, sobándolo de arriba hacia abajo. Estaba durísimo. Las sobó despacio. Pero los gemidos de Austin no lo eran para nada, al contrario, cada contacto que Ally hacía contra su miembro, lo hacía estallar. Y entonces, aumentó la velocidad. Más y más. De arriba hacia abajo. Haciéndole la mejor paja de su vida. Proviniendo de ella, todo era lo mejor... todo... cada pequeña cosa era especial.

Y en medio de todo esto, la puerta del departamento de Austin sonó de repente. Ambos se miraron un momento largo. Ally terminó por reírse de todo lo que estaba pasando entre los dos. Un beso. De parte de él, callando sus risas. Un beso pequeño que se volvió más grande.

- Te amo. – susurró él. Casi inentendible. Aún le costaría mucho acostumbrarse a decírselo sin tener que avergonzarse.

- Yo no... - le dijo ella, mirándolo con ganas de jugar.

- ¿No? – le retó él, levantando una ceja. Apretó su cuerpo al de ella y la llenó de pequeños besos sobre ambos senos.

- ¡No! – gritó ella, riéndose alto de lo que Justin hacía.

- Dime que me amas... - se detuvo y subió la mirada.

- Están tocando la puerta, guapo.

- No voy a abrir, guapa.

Tocaron una vez más, insistiendo de nuevo.

- Jo.der... - se quejó Austin.

- ¿Y si es importante?

- Tú eres más importante.

Ella bajó la mirada una vez más. Sus mejillas enrojecieron y aún más, al notar que ambos estaban semidesnudos sobre aquella cama.

- Ve a abrir. – le pidió ella. – no va a pasarme nada. – le sonrió y se inclinó para besarle suavemente los labios. Un cosquilleo invadió el cuerpo de Austin. Uno que lo hizo sonreír como un idio.ta y sin saber por qué. Se puso de pie, Ally soltó otra risa más al notar su todavía notable erección.

- Ríete de mí. – refunfuñó él, acomodándose los pantalones. – esto no se va a quedar así Ally y lo sabes muy bien. – abrió la puerta de su habitación, dedicándole una última mirada a aquella chica que yacía enredada entre las sábanas de su cama... sonrió...y salió a abrir la puerta principal.  

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