Aprendiendo a vivir con Peridot La Peridorito

1- Sentando Cabeza

Era el 27 de junio del 2015. Después de los eventos que hemos llamado "Hit the Diamond" (a pesar de que no vinieron las Diamantes y las Gemas que vinieron no las golpeamos como piñatas), Steven y las Crystal Gems se retiraron rápidamente.

Esperaba una disculpa por parte de ellas por haberme encerrado en ese maldito espejo (bueno Zafiro ya se había pedido perdón antes en la nave de Jasper, pero es diferente). Pero no, simplemente limpiaron el lugar y se fueron. La estrategia de Steven de ponerse a jugar beisbol resulto, sorpresivamente efectiva. La violencia ciertamente hubiera empeorado las cosas...para las Rubíes, quienes parecían muy estúpidas y carecían de entrenamiento militar.

Desde que supe que iba a compartir el granero con Peridot, empecé a sentir un impulso, una necesidad, de vengarme de ella, de hacer justicia por mi mano. Por su culpa vine de regreso a la Tierra, fui Malachite y puse en peligro a la Tierra y a sus habitantes, aunque al mismo tiempo los salvaba.

Sin embargo, una parte de mi me decía que no me lanzara a darle de golpes, puesto que era una amiga de Steven ahora. Así que, por respeto a Steven, no le hice daño alguno, pero no iba a bajar la guardia, pensando en que podría estar mintiendo y que, en algún momento, podría traicionar a Steven, ya que yo tenía buena experiencia en como traicionar.

Para mi sorpresa, Peridot si resultó ser honesta cuando decía que cambio, hasta estaba dispuesta a sacrificarse por sus alguna vez enemigas, las Crystal Gems, ante las Rubíes.

Cuando las Cystal Gems se retiraron del granero, yo regresé mi "ropa" a la normalidad. En ese momento se calló la grabadora de Peridot de mi cabeza.

-¿Y esto?- me dije extrañada, agachándome a recogerlo.

En ese momento recordé que lo tomé durante el partido de beisbol. No supe porque lo había recogido en ese momento. Tal vez fue un simple impulso posesivo, el tomar algo sin la necesidad de tenerlo.

Sin embargo, al volverlo a recoger, empecé a reflexionar. Dicha grabadora humana, algo anticuada para los estándares del siglo XXI, contenía las reflexiones y pensamientos de Peridot desde llegó a la Tierra. Si lo hubiera escuchado en su momento (lo hice, pero ya mucho después), me hubiera dado cuenta de que Peridot fue cambiando lentamente.

Pero no lo hice. No me interesó en lo más mínimo. Cada vez que veía a Peridot me recordaba a la fría Peridot que me arrastró y amenazó mi vida la vida de mis amigos. No podía, ni quería, ver ni aceptar que Peridot había cambiado para bien.

La grabadora que Peridot me dio representaba, para ponerlo en un término un poco más sencillo de comprender, su corazón, su alma (si, sé que suena MUY cursí). Y yo lo destruí como si fuera algo sin valor.

Me empecé a sentir mal. Me empecé a sentir como una tonta por no darle a Peridot una oportunidad. Desplegué mis alas y volé hacia la cima de la torre que estaba ahí. Llegué, deshice mis alas y simplemente me senté a reflexionar de todo lo que había pasado y todas las estupideces que había hecho.

Empecé a reflexionar que tanto me había afectado ser Malachite. Al fusionarme con Jasper, tome todo de ella. Y cuando digo todo, me refiero literalmente a todo: su fuerza, su odio, sus recuerdos... todo. Lo supe todo de Jasper. Yo fui Jasper, pero ella nunca fue Lapis. No se lo permití y lo único que logró tocar de mi fue mi superficie. A medida que era Malachite sentí como me perdía en ese mar de odio y frustración.

-"¿Fue Malachite la que destruyó la grabadora de Peridot o fue Lapis? ¿Después del año entero en que fui Malachite aún sigo siendo Lapis?"- me preguntaba en mi mente.

Estaba tan concentrada en mis pensamientos que no escuché que Peridot había subida hasta llegar conmigo. Al percatarme de su presencia, me voltee inmediatamente, un poco asustada de que estuviera allí. Rápidamente me calme. Parecía que me quería decir algo, pero que, al mismo tiempo, no sabía que decirme, así que yo fui la primera en tomar la palabra.