1. Capítulo 1

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Siento los parpados pesados, además de todo mi cuerpo. Mi cabeza da vueltas, pero no siento más dolor, solo estoy mareada. Abro los ojos con esfuerzo encontrándome con una luz cegadora que hace que cierre los ojos otra vez para no tener que verla. Los abro para darme cuenta de que solo era la enfermera con una pequeña linterna tratando de ver mis pupilas.

─Hola. ─ es lo primero que dice, antes de apagar la pequeña linterna.

─ ¿Te duele la cabeza?

Niego incorporándome en la camilla, dándome un pequeño golpe en la frente con una lampara parecida a la que usan los dentistas.

─Auch. ─ me quejo.

La enfermera, con mucha delicadeza se posiciona delante de mí, viendo mi frente como si estuviera buscando algún golpe o rasguño. Una sonrisa jadeante aparece en sus labios después de unos segundos de estar viendo mi frente.

─Estás bien. Solo fue un pequeño golpe.

Y sin importar lo que ella me dijera, me muevo haciendo que mis pies queden en el aire por lo alto de la camilla y lo chiquito de mis piernas. Está enfermera no me agrada, nunca me ha agradado, siempre me trata mal cada vez que venía por pastillas para el dolor de cabeza, ya que no es la primera vez que Charlie me molesta de ese modo. Trato de pararme, pero unas manos grandes me sujetan evitando a que caiga nuevamente. Subo la mirada encontrándome con los ojos azulejos, casi grises de Alex Bothman, mirándome con una pequeña sonrisa y preocupación en sus ojos. Me ayuda a sentarme en la camilla para evitar a que me cayera nuevamente. Miro a la enfermera quien está babeando por Alexander. 

Ahora entiendo por qué me atendió de esta forma tan sonriente.

─ ¿Estás bien? ─ me pregunta Alexander, con la intención de colocar una de sus manos en mi mejilla, pero aparto la cara antes de que llegara a tocarme.

No me gusta que las personas me toquen. Cada vez que alguien lo hace es para lastimarme o hacerme algún mal, no ningún bien.

─Estoy bien y, ─ levanto la mirada para observarlo a los ojos. ─Gracias por ayudarme.

Una sonrisa honesta parecido en su rostro, desconcertándome.

Me pongo de pie, ahora un poco más equilibrada. Estaba medio balanceándome, pero logre llegar a la pared, sujetándome de esta.

─Déjame ayudarte. ─ dice la enfermera tratando de acercarse a mí.

Me toca el brazo haciendo que algo dentro de mí se transformara en un sentimiento malo.

─No me toques. ─ le escupo separándome lo suficiente para verla a la cara ─Crees que me olvidé de las muchas veces que vine a pedirte ayuda o solamente una simple pastilla para quitarme este dolor de cabeza. Solo te burlabas de mí. No creas que eso se perdona de la noche a la mañana.

Los ojos de la enfermera se abrieron como platos, para después observar a Alexander, que observa a la mujer con expresión enojada. Sin esperar una pelea, quien sabe de qué, recojo mi mochila del suelo y salgo de ahí sujetándome de la pared para que no me pueda caer. Los pasillos están desiertos, y también silenciosos.

Levanto la muñeca para ver la hora de mi reloj, notando que hace unos veinte minutos habían tocado para salir de aquí. Con dificultad, camine por los silenciosos pasillos, hasta que llego a la salida. Estoy algo más equilibrada así que me encamino a dentro del bosque, encontrando la cueva en donde guardo mi bicicleta, y salir pedaleando del bosque hasta la calle, encontrándome a Alex caminando hasta su auto. Sus ojos se encuentran con los míos, haciéndome señas para que me detuviera, lo hice. Él se acerca a mí con una penosa sonrisa ladeando en sus comisuras.

Amores Pasados ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora