Nos quedamos unos minutos más abrazados, Alexander paciente a que deje de llorar. Pero se me hacía demasiado difícil después de haber escuchado sus últimas palabras. Los sollozos habían parado pero las lágrimas aún seguían saliendo como locas. Yo estaba asustada de ser parte de un juego por los hermanos Bothman. Sin embargo, el tono de voz estrangulado que uso Alexander al pronunciar esas tranquilizadoras palabras, me hicieron romper por unos segundos mi caparazón de hielo. Haciendo que esas palabras se adentrase dentro de mi pecho. La respiración de Alexander estaba algo acelerada, como su corazón palpitante contra mi oído. Creo que él también estaba asustado. Pero ¿de qué? No sería él quien saldría perjudicado si le creyera. No obstante, me tranquilizo un poco ver que no era la única que estaba asustada. Sacudí mi cabeza saliendo de este extraño sueño, y me separe con amabilidad de él, manteniendo mis palmas pegadas a su pecho.
━¿Puedes llevarme a casa, por favor?━le pedí con los ojos fijos en mis pies.
Alexander subió sus manos hacía su pecho, colocandolas arribas de las mías, sujetando mis manos con fuerza, como si estuviera diciéndome algo con ese movimiento. Subí lentamente la mirada para mirarlo, y encontrar sus ojos pegados en mis manos. Una solitaria lágrima bajo por su ojo, deslizándose por su mejilla y terminando en su barba de dos días sin afeitar. No pude evitar sentir como mi corazón se oprimía ante aquella vista.
━Si es lo que quieres.━susurro rendido.
Soltó una de mis manos, para sujetar la otra con fuerza y enredar sus dedos con los míos. Mire nuestras manos entrelazadas. Una corriente eléctrica paso por mis dedos, siguiendo por mi brazo erizandome el bello, y terminando en la boca de mi estómago. Caminamos los dos juntos hacía la puerta del copiloto, donde Alexander abrió la puerta como un caballero, yo entrando en el auto. Me coloque el cinturón de seguridad mientras que él rodeaba el capo del auto para abrir la puerta del piloto a mi lado y adentrarse al auto, colocándose su cinturón de seguridad. Con la llave encendió el auto, poniéndonos en marcha.
En todo el camino no dije ni una sola palabra. No quería hablar de lo que acaba de pasar. Ya tenía demasiada información en mi cerebro como para captar más información. Lo que menos quería era matarme tratando de asimilar la información sobre estos tres chicos que se entraron de improvisto en mi vida, sin invitación. Y de pronto los tres me conocen de toda la vida, sabiendo lo que me duele, y haciéndome daño de manera inconsciente. Era demasiada información que asimilar en una sola noche. Cuando el auto se detuvo a una casa menos de la mía mire fijamente a Alexander, quien también decidió mirarme. No sabía a que estaba jugando, y lo que menos quería era ser parte de él.
━Debes estar pensando que esto es parte de un juego ¿verdad?━no me sorprendí ante sus palabras, y mucho menos el tono triste que empleo en decirlas.
Asiento con la cabeza, sin dejar de mirarlo.
━Es inevitable no pensarlo.
Él suspiro cansado, colocando sus dedos en el puente de su nariz, apretando con fuerza.
━No es un juego. Lo que te dije es verdad. Todo.
Me quede fija en él por unos segundos, buscando una pizca de mentira en sus palabras. Pero no pude encontrar nada inexpresivo en él, no encontré oculta frialdad en sus auras azuladas, y mucho menos mentira en sus expresiones. O estaba diciendo la verdad, o era demasiado bueno mintiendo. Sin importar lo mucho que me dijese que me quiere, no puedo aceptarlo así de rápido. Esta bien si él quiere acercarse, pero no puedo permitir que rompan mis muros, para después obligarme de mala forma a construirlos de nuevo.
Le sonreí amable con los labios apretados.
━Gracias.
Fue lo único que dije antes de abrir la puerta del auto y salir de ella. Camine hacía mi casa tranquilamente, y esta vez decidí entrar por la puerta delantera. Ellos dos nunca están en casa a estas horas, mayormente están trabajando o haciendo algo entre ellos dos. Subí a mi habitación con pasos lentos, cerrando la puerta con seguro a mis espaldas. Me despoje de mi chaqueta y mis botas. Y me lance a la cama boca arriba, mirando fijamente el techo. Las lágrimas empezaron a bajar lentamente por mis ojos, terminando en mi cuello. Las palabras de los hermanos Bothman eran diminutas ante la confesión de Jackson de que se iba a casar. Puede que niegue miles de veces esto, pero sigo sintiendo cosas por Jackson, aún me siento amarrada a él, pues si me ate a su vida eternamente en aquel último verano juntos. Y no me arrepentía de nada, absolutamente de nada. Porque lo quería. Aún lo quiero. Y quizás, él nunca me ha querido, sin embargo, mantengo la esperanza de que sí me llego a querer, aunque sea por un momento.
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Amores Pasados ©
Teen FictionUn amor del pasado. Dos hermanos. Un amor. Centrada esta historia en Elena Laskowic, una chica renegada con una enfermedad audiovisual es hostigada por todos en las escuela, más por Charlie Bothman, uno de los chicos más popular de toda la esc...