~2- El Lago Brutal~

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Lurantis se encargó de despertarme con delicadeza. Me ayudó a prepararme y desayunamos justo antes de mi primer día en una escuela de este mundo tan extraño.
Hacía a penas un día que me había instalado en casa de Lurantis, y tan solo con unos vagos recuerdos y más preguntas que respuestas, me vi obligado a vivir en este mundo, al menos hasta que sepa que puedo hacer. Debo disimular, debo aparentar ser uno más.

Acabamos de desayunar y salimos. El sol aún estaba saliendo. Imaginé que los demás alumnos de la escuela aún dormían.
Lurantis me escoltó hasta la escuela, donde nada más entrar, pude ver al Noctowl que hacía las veces de profesor. Estaba revoloteando y recogiendo las cosas para dar la clase aquel día. Seguimos avanzando hasta entrar a una pequeña edificación. Una especie de cabaña. El despacho del director. Ahí pude ver un gran y anciano hombre. Pelaje blanco y púrpura, con una estrella amarilla en la frente y que sostenía un abanico. Era Oranguru, el director. A su lado, una joven chica flotaba sosteniendo unas cuantas flores de colores. Se trataba de Comfey, la enfermera. Ambos nos miraron, y tras una señal del anciano, Comfey se retiró, dejándonos solos a Lurantis, Oranguru y a mí.

- Conque... Tú eres ese Rockruff del que me ha hablado tanto Comfey, ¿No? -Carraspeó- Veo que su diagnóstico era correcto. No logro ver casi ningún recuerdo en ti, salvo tu nombre y la idea de que eres un ser humano... Es un gusto conocerte, Finn

- Gracias, señor. Igualmente -Murmuré

- Oranguru, querría que Finn pudiese asistir a clase... Tanto si es por disimular como para conocer éste mundo, lo veo necesario

- Yo también -Susurró acariciando su barbilla- Yo también -Repitio- Bien. No parece mentir ni ser un mal chico o dar problemas. Sera un placer que asista a clase a partir de hoy...

- ¡Gracias, Oranguru! -Exclamó Lurantis alegre- Si me disculpais, tengo que ir a hacer la compra, así que os dejo solos

Y dicho eso, Lurantis se fue, dejándome a solas con el director. Le miré con una mezcla de respeto, duda y emoción. El me dedicó una mirada vacía, carente de sentimientos, bien positivos o bien negativos.
No tardó en esbozar una sonrisa y acariciar mi cabeza con cierta ternura

- Tu historia es muy interesante -Me dijo- No sé si mis habilidades psíquicas sean lo más idóneo para esto, pero si logro saber algo, atar cabos con tus recuerdos, te lo haré saber

Hubo un silencio momentáneo, que casi de inmediato se rompió con los saludos de los otros alumnos hacia el Profesor Noctowl. Oranguru salió de despacho y me indicó que le siguiese. Yo obedecí sin más y salí tras el.
El director siguió caminando hasta llegar a la mesa de Noctowl, donde tras una pausa para recuperar el aliento, se sentó al estilo indio.

— Buenas, señor Oranguru. ¿Sucede algo? -Preguntó Noctowl

— No, nada malo. Solo venía a acompañar a un nuevo alumno que estará con nosotros desde hoy -Hizo una pausa, chasqueó la lengua y me miró- Finn, ¿Puedes venir a presentarte?

Dudé la respuesta un segundo, y finalmente asentí para ponerme frente a la pizarra. Miré a todos los demás alumnos y tragué saliva

— Buenas -Dije pese a los nervios- Esto... Mi nombre es Finn, y seré vuestro compañero... Vivo en casa de Lurantis y... Bueno, espero que nos llevemos bien -Sonrei intentando sonar convincente pese al mal rato que estaba pasando

— Gracias por presentarte, Finn. Puedes tomar asiento junto a Popplio -Dijo Noctowl- Es una chica aplicada, seguro que te trata bien y no tendrá problema para ayudarte con las materias -Dijo con orgullo

— Está bien -Asentí y busqué con la mirada hasta que una chica de piel azul y gran nariz rosada me saludó. Ella debía ser Popplio

Sin más, caminé hacia ella y me senté a su lado mientras Oranguru volvía a su despacho.

La gema del ArcoirisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora