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Lauren sabe hablar, puede medir sus palabras increíblemente y hacer oraciones largas sin cansarse, ella era la empleada del mes en la mayoría del año por el esto mismo.

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ecorrió con la mirada a todas las personas presentes en la localidad donde se presentaría, ahí mismo sería en el que la nombren "jefa" y su viaje a una parte incierta de Europa estaría muy pronto en sus planes.

Tomó camino entusiasmada hasta la tarima, cogiendo el micrófono y sin titubear o equivocarse en algún momento, estaba casi por dar finalizada su hora y media hablando de la economía en tipos de trabajos, intereses sociales, etc.

Camila es buena tropezando, con sus palabras o con sus propios pies, en cualquiera de las dos nada terminaba bien, según su voz interna.

Dejó el trabajo cuando una envidiosa trabajadora exclamaba con furia el nombre de su amada, ¡Cómo se atrevía llamarla tonta y muchas obscenidades más!. En realidad lo que hizo que saliera de su trabajo fueron las palabras prevenientes de la chica con ojos verdes, ella sería quién hablará con pasión de lo quería o simulaba hacerlo.

Añoraba estar en todo momento para mejillas de muffin, así como ella llegaba todos los días a su trabajo, para verla un par de segundos a los ojos, e irse a una silla para que Camila pudiese apreciar lo linda que era o al menos eso pensaba la castaña y si la voz le hacía creer eso, era verdad. Porque su compañera mental nunca le mentiría.

Estaban por darle finalizado.
Precisamente, estaban.

Mordió su labio al estar tan lejos de la voz en el escenario, fue sin cautela o vergüenza hasta los primeros asientos, sentándose en el asiento de un directivo ausente. Miro feliz a la mujer más alta sobre el escenario, no pudo descifrar la mirada de la otra por la distancia, pero aseguraba que la veía con amor, la misma adoración que ella le otorgaba a Lauren.

Unhappy mealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora