➭ Parte ocho.

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La residencia quedó reluciente luego de un par de horas de limpieza y dos álbumes, o tres, de Super Junior. Los hermanos Jeon eran aficionados. Jimin ayudó en cuanto pudo con la organización: bebidas y música. Por los invitados no debía preocuparse, sus amigos eran lo suficiente populares como para tener a toda la universidad en su residencia.

Junghyuk había estado actuando raro en el camino de regreso. No lo miraba a los ojos y jugaba con sus manos constantemente. Si no fuese su amigo, diría que le está ocultando algo.

Jungkook, por otro lado, parecía bastante entusiasmado con la idea de tener una fiesta. Mucho mejor porque su novio estaría allí para él y podrían divertirse juntos. Era ideal.

Jimin se duchó dos horas antes de la hora oficial de inicio de la fiesta. Estaba nervioso sobre lo que debería usar y ni siquiera tenía la completa certeza de que Agust apareciera en la fiesta. Él solo iba a dejar todo a manos del destino. Si estaba destinado a pasar, así sería. Quizá luego, si no sale como espera, él podría ayudar un poco al destino.

¿Qué haría si lo encontraba allí? ¡Ah, tonto corazón el suyo por latir desesperado solo ante la idea de verlo una vez más! ¿Cómo podría iniciar una charla normal? ¿Y si no lo recordaba? ¿Tendría que presentarse de nuevo y coquetearle? ¿Sería directo o tímido? Jimin empezaba a perder la cabeza.

"Solo sé la mejor versión de ti mismo" Fue lo que se dijo finalmente, mirándose en el espejo y sonriéndole a su reflejo. Un apuesto reflejo. Su cabello anaranjado estaba peinado de una manera que completaba a la perfección su estilo oscuro. El estilo que había elegido para la ocasión consistía en un pantalón negro pegado, una camisa blanca que dejaría sin abotonar en los dos primeros botones, y unos zapatos negros que siempre usaba con esa camisa.

"¡Jiminie, la fiesta empezó! ¡Auch, Edward! No, no pasa nada... Eh ¿Estás ahí, Jimin-ssi?" La áspera voz de un Jungkook, algo tomado, llegó claramente hasta sus oídos. El de cabello anaranjado dedujo, por el timbre usado, que la fiesta debía haber empezado hace ya un buen rato, pues su amigo no suele embriagarse tan rápido.

Abrió la puerta del cuarto donde se estaba cambiando, solo para encontrarse al pelinegro de siempre, solo que con las mejillas rojas y ojos saltones que gritaban felicidad, moviendo su cabeza de lado a lado.

"Wooow, Jimin-ssi, tu cabello está súper cool" Halagó, casi cantando, y se acercó torpemente. "¿Por qué ahora todos están teñidos? Ugh, incluso mi bebé ahora anda de gris ¿Debería yo también? Uhmm".

"Kookie, ¿cuánto tomaste?" Preguntó, algo divertido por el balbuceo de su amigo, pero al mismo tiempo preocupado por su estado.

"Kookie yo, ¿unos shots? Lo olvidé, ¡ups!" Dijo, para luego reír y golpearse la cabeza con su mano. "¡Ups!" Jimin, algo aturdido por el comportamiento extraño del pelinegro, pasó uno de sus brazos por su cintura y lo pegó hacia él. Con la mano libre empujó la puerta de la habitación donde había estado y se adentró, junto a Jungkook, en ella. Ignoró la fuerte música, el ambiente a cigarrillos y a algunas parejas aprovecharse de la fiesta para obtener diversión personal, y cerró la puerta tras él.

Avanzó como pudo pues Jungkook se tambaleaba y le hacía perder el equilibrio, además de que el aliento a alcohol llegó con fuerza una vez que este empezó a tararear en su oreja. Una vez que tuvo el control de la situación, dejó al pelinegro sobre la cama y trató de acomodarlo lo mejor que pudo. Su cabeza sobre una almohada casi sin relleno y su cuerpo al medio del colchón, para evitar una caída.

"Jungkookie-ah, ¿quieres que me quede contigo?" Preguntó, acercándose. El mencionado negó con la cabeza e hizo una seña con sus manos, indicándole que se aleje un poco.

Poéme » YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora