capítulo 4.

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Capítulo 4

Helena soñaba que estaba en la parte de atrás de un coche cuando pasa lo de siempre. Viene un camión y se empotra contra ellos. Helena sobrevive y es plenamente consciente pero está rodeada de llamas naranjas y rojas. Flamantes se expanden con la gasolina del suelo... Está atrapada. Fuego... Mucho fuego, calor. E incluso puede escuchar gritos alrededor... Muchos gritos.

Entonces... Una detonación que la deja sorda, acaba con su audición... Y después nada.

Helena se despierta ante unos suaves toques en la puerta. Se da un breve susto y mira en dirección a la puerta.

-¿Puedo pasar?

Helena suspira mirando a todos lados un poco perdida y dice un leve "sí", mientras que se estira.

-Buenos días, Helena -dijo el profesor entrando en la habitación.

Ya estaba vestido, peinado y oliendo deliciosamente bien. Helena lo mira de pies a cabeza.... Se ve precioso.

-Me hubiera gustado dejarte dormir más, pero es que se nos hace tarde, te espero abajo con el desayuno.

-¿Cuánto tiempo me queda?

-Una hora más o menos, ve con calma. Te espero abajo. ¿Has dormido bien?

-Más o menos -dice mirando alrededor como si estuviera perdida.

-¿Más o menos?

-Una pesadilla -se explica.

-¿Qué soñaste?

Helena se estira y abraza una almohada como queriendo quedarse ahí. Si helena supiera que Justin consideró esa una imagen tan sublime como perfecta...

-Con el accidente -murmura cerrando los ojos.

-Supongo que es algo que te atormenta diariamente -Helena asiente-. Te espero abajo, y no me digas que no vas a desayunar porque te voy a obligar y no acepto un no por respuesta.

Helena sonríe todavía con los ojos cerrados y le dice:

-Te espero abajo.

Cuando escucha que la puerta se cierra, helena abre los ojos y se estira en la cama. Tiene la pierna derecha dormida. Se incorpora levemente y se sienta por fin...

Hoy iba a ser un día muy largo.

-

Justin toma el café de frente al periódico. Está de pie mientras que espera a Helena. Cuando escucha unos leves pasos por las escaleras, se da la vuelta y la mira.

Es que cada vez que la miraba, era como hacerlo por primera vez. Así de claro, era como maravillarte una y otra vez con su perfección, como si no te lo esperaras.

-Buenos días -dice helena por fin llegando al piso de abajo. Sonríe y de pronto su vista se dirige a la mesa-. Ay Dios mío.

Está todo lleno con el desayuno más cuantioso y más apetecible con el que se había topado.

-¿Lo ha hecho usted? -una breve sonrisa se dibuja en el rostro de Justin.

-Toma asiento -le indica Justin-. Voy a dejar que Helios salga a la calle, le encanta salir a dar un paseo. Ahora vuelvo. Come todo los que quieras, y si es más, mejor.

Helena sonríe y asiente mientras que mira todo lo que hay. Entonces mientras el profesor sale, recuerda los deberes y el desastre que había dejado en la mesa ayer.

Olympus: Apolo 《j.b》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora