capítulo 3

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{viejitas, perdón por haber tardado pero pensaba subirles dos capítulos aunque el ultimo no me convence nada, y ya saben que yo todo se los hago con amorsh, así que ustedes denle mucho amoooorrr}

capítulo 2

Helena estaba en el baño cambiándose ropa con más agilidad, pues había calentado y estirado las extremidades permitiéndole más movilidad.

Salió fijándose que no se hubiese dejado ninguna de sus pertenecías y se encaminó a la salida. Ella era de las últimas así que había un gran silencio en la clínica. No había absolutamente nadie más que unos cuantos pacientes y los enfermeros preparándose para irse a casa.

Helena salió por el pasillo y se dirigió al mostrador donde estaba África escribiendo algo en unas hojas.

—Nos vemos mañana —dijo Helena sonriendo.
—Sigue caminando así, he visto mejoras que podrían significar un gran cambio en tu vida diaria, Helena.
—Aún así no quiero hacer educación física —se ríe Helena.
—Vale, no diré absolutamente nada. ¿Quieres que te lleve a casa? Me queda un poco para terminar y así no te vas sola.
—No, gracias —dice amablemente Helena—. Vives hasta la otra punta de la ciudad y a mí no me cuesta nada caminar.
—No seas así, vamos que te llevo y...
—No hace falta —dijo una voz en la entrada haciendo que ambas se giraran pero Helena ya sabía quién era—. La llevo yo.

Helena primero lo que hizo fue verlo de pies a cabeza para asegurarse de que no tenía nada que hacer en la clínica de rehabilitación. Después, un extraño miedo y vergüenza la invadieron. Sintió que se le nublaba la vista, un fuego la recorría y le quemaba las mejillas.

Era como romper el pacto de ficción. Es una especie de desautomatización donde todo lo que tenías en la cabeza se desmorona ante tus ojos. Era como si creyera que el profesor viviría para siempre en el Olympus y no cabría posibilidad de que lo encontrara fuera de ese contexto.

—Profesor —murmura acongojada mientras no puede dejar de mirarlo con esos ojos de miedo y de vergüenza.
—Buenas noches, Helena —sonrió dulcemente mientras que se acercaba.

Entre el silencio, el teléfono de helena empezó a sonar. Helena dio un saltito mientras que lo tomaba.

—Deberías contestar —dijo con una sonrisa.
—Perdón —dijo alejándose levemente y contestando.
—Hola amor —dijo su madre con dulzura.
—Mami, ¿pasa algo?
—No, nada. Solamente quería decirte que el profesor Bieber se ofrece a traerte y llevarte las veces que haga falta hasta que nosotros podamos estar otra vez contigo. A mí me parece bien, además que también la directora me ha llamado diciendo que es consciente de la situación, es totalmente transparente.
—¿La directora sabe que está aquí?
—Sí, me dijo que se lo hizo saber a toda la institución para que no haya malos entendidos. ¿Qué te parece?
—Bi... Bien supongo. Es bastante raro.
—Lo sé, pero prefiero mil veces que estés con alguien a que te quedes la noche sola y más con todos los robos que están ocurriendo cada noche.
—Tienes razón. Pero me da mucha vergüenza —murmura.
—No tienes porqué. Además es un profesor, te puede venir bien para las clases y demás.
—¿Es lo correcto? —pregunta Helena y hay un enorme silencio.
—Amor... Sabes que yo no le dejaría a mi princesa a cualquiera. He estado hablando un buen rato con él y con la directora... Confío en que no te pasará nada.
—Vale, mami.
—Te quiero mucho, amor. Sabes que tu padre y yo trabajamos para que tu puedas tener la mejor de las vidas posibles. Ahora es un poco complicado porque no podemos protegerte todo el tiempo pero estoy segura que el profesor ocupará nuestro lugar tan bien o mejor que nosotros.
—No digas eso, mami. ¿Se va a convertir en una especie de niñera? —se ríe por lo bajo Helena.
—Sí —se ríe su madre—. Una niñera muy guapa.
—¡Mami! —se queja mirando de reojo al profesor que hablaba con África como si pudiese oír la conversación.
—Cielo, te dejo —dice más bajo su madre—. Te quiero mucho y cuídate.
—Adiós mami.

Olympus: Apolo 《j.b》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora