capítulo 9.

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Capítulo 9

Helena tiembla mientras que Justin la toma de las muñecas intentando sacarla del ascensor.

—Hablemos adentro, por favor —ruega Justin—. No llores, no llores —vuelve a rogar desesperadamente—. Helena, no quiero hacerte daño.

Entonces Helena cede de pronto, Justin la toma desde los hombros y la guía hasta la habitación.

Entonces mete la llave temblando y cuando consigue abrir, entran los dos. Helena cuando entra y mira a su alrededor empieza a llorar desconsoladamente. La vergüenza, la humillación y un sentimiento de culpa se cruzan en su cabeza y la hacen llorar. No puede parar...

Toda su vida negándose a reconocer que era discapacitada y viene la realidad y le da una cama y baño especial.

Justin a tropezones consigue meter las maletas y entonces suspira.

—Sé lo que te debe estar pasando por la cabeza...

—¿De verdad lo sabe? —jadea Helena—. Sabía que era mala idea venir... Yo...

—Helena, no seas egoísta —la regaña Justin—. Sé más optimista y mira las ventajas que tiene esta habitación.

—¿Qué ventajas? Todo el día contradiciéndose... Todo el mundo me dice que no soy discapacitada, que me ven como a un igual... Y luego me meten en esta habitación. Quiero estar con mis amigos...

—Helena, no te agobies. Puedes estar con tus amigos, pero entiende que las otras habitaciones tienen literas y...

—¿Y?

Helena estaba a punto de explotar.

—Quiero volver a casa —murmura llevándose las manos a la cara.

—No seas caprichosa. Tú no eres así, Helena...

—¡Nadie es así hasta que te meten el dedo en la llaga! —dice perdiendo todo el control—. Me voy a casa. Tengo que hablar con mis padres... Tengo que...

—No, Helena. Tienes que quedarte.

Pero helena ya estaba buscando su teléfono desesperadamente. Le temblaban las manos y no coordinaba muy bien sus movimientos, sin embargo, Justin cerró los ojos fuertemente.

—Helena, no los llames. Por mi, por favor. Intenta calmarte. No sé lo que tienes que estar pensando o cómo te tienes que estar sintiendo pero de lo que estoy seguro... Es que este viaje te va a cambiar la vida.

—Para mal —murmura dándole la vuelta a la mochila en la cama mientras que removía todo buscando el teléfono—. Mi teléfono —dice—, ¿dónde está?

—Lo tengo yo —confiesa Justin—. Pero no te lo voy a dar hasta que te calmes. Tus padres no se merecen escucharte así... Cuando estés más tranquila y te lo pienses mejor, ahí es cuando te lo voy a dar.

Entonces la mirada le cambió, fue una mirada de ira y de impotencia enorme... Años acumulados se concentraron en ese momento potenciando la explosión. Helena deja la mochila encima de la cama y se endereza mirándolo.

—Mira, Helena, necesito que te quedes, por favor. Ya hemos viajado muchos kilómetros, estamos en la otra parte del mundo. Te va a encantar la ciudad, por favor, quédate. Piénsalo bien y no te dejes llevar por una habitación que puede ser beneficiosa.

—¿Beneficiosa para qué?

—Para ti, puedes hacer muchas cosas aquí, puedes tener conversaciones trascendentales como las que estamos teniendo nosotros en este momento.

Olympus: Apolo 《j.b》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora