capítulo 7

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Capítulo 7.

Era la primera vez que Helena no le prestaba atención a Justin.

Ese lunes tuvieron una reunión sobre el viaje a Atenas. Justin estaba explicando que lo tendría que adelantar lo más pronto posible y entendía que las familias no pudieron afrontar los gastos de manera tan brusca...

Así que se ofreció a financiar gran parte del viaje en total. ¡Era una locura! Aunque Helena no estaba pendiente de qué estaba diciendo, estaba más concentrada en encontrarle un significado a las manchas de tinta sobre la mesa, la madre de Helena estaba pendiente escuchando la charla.

Cada vez que el profesor decía algo maravilloso, la madre de Helena volvía a ver a su hija y le sonreía aunque ella no se enterara de absolutamente nada.

Al acabar, Justin perdió todo su encanto y carisma para mirar fijamente a Helena y a su madre.

—Tenemos que comprarte una maleta o algo para...

—Mamá, no voy a ir —la cortó abruptamente—. No voy a ir —repitió.

—Hija, ¿cómo que no? Tu padre y yo...

—Mami, me da igual —cortó—. No voy a ir. No quiero ir. No me podéis subir a la fuerza al avión.

—¿Pero por qué no quieres ir?

Helena ladeó la cabeza como si fuese todo una cruel broma.

—¿Me has visto? —espetó ofendida—. Mamá, prácticamente soy discapacitada. Si me faltara un brazo, voy con los ojos cerrados pero estamos hablando de un viaje donde tenemos que caminar. ¿Te has visto lo que hay que hacer para subir a la acrópolis de Atenas? ¡Es como subir 16 pisos en camino de piedras! Podría darte más razones pero creo que con eso es suficiente. No voy a ir.

Justin se mordió el labio guardando los papeles de su escritorio mientras escuchaba toda la conversación.

—Nena, allá es verano en este momento. Tu pierna tiene más movilidad... Y te vendrá bien cambiar de aires, ver mundo, conocer otros sitios.

—Mami, eso debe ser cuando me recupere. No ahora, no quiero ir por favor. No perdamos más el tiempo aquí y vámonos a casa por favor...

—Ya hablaremos de esto con tu padre...

—No insistas por favor. Que yo no quiero... —de pronto se encontró con los ojos de Justin observándola fijamente desde el escritorio—, seamos realistas —bajó la voz—. Sería la inútil, el bulto del grupo. No quiero entorpecer los demás viajes. Ahorra ese dinero para otra cosa, no quiero ir, no voy a ir. Nadie puede obligarme.

Entonces se quedó callada al ver que el profesor tomaba sus pertenencias y se marchaba abruptamente sin decir nada. Helena sabía que se había molestado. Intentó levantarse para ir detrás de él pero eso contribuye más a su ira pues no puede hacerlo. Gruñe dando un empujón a la libreta que cae al suelo mientras que tiene ganas de llorar. Quiere gritar su nombre pero están rodeados de personas que meterían las narices donde no les incumbe.

—Mamá, vayámonos a casa por favor.

Mientras iban en el coche, al parar en un semáforo, Helena no dejaba de pensar en Justin.

—He pedido permiso en el trabajo para quedarme toda la noche...

—¿Podemos pasar un momento por la casa del profesor? Creo que me dejé los deberes que tengo que entregar ... Y...

—Vale, vale. Nos pilla de camino al fisioterapeuta y de paso vamos al supermercado, ¿te apetece hacer algo para desayunar?

—Claro, me parece buena idea.

Olympus: Apolo 《j.b》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora