capítulo 8.

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Capítulo 8.

—Bueno, chicas —dijo Justin con dos enormes bolsas que no pasaban desapercibidas—. En este viaje nos lo vamos a pasar bien pero también vamos a trabajar, no nos podemos olvidar de que es un viaje escolar. Así que aquí tenéis libros para todos.

Algunos empezaron a quejarse mientras que otros lo aceptaron en silencio. Todo lo que viniera de Justin, era bueno de alguna u otra forma.

—Tenemos unas cuantas horas de avión, en los tiempos libros vais a leer el libro que os toque al azar y vais a escribirme una redacción respondiendo a la pregunta que puse al final de cada libro, ¿entendido?

—¡Sí! —dijeron al unísono.

—Genial —sonríe mientras empieza a repartir libros pequeños y cortos entre los alumnos.

Helena sonríe levemente cuando Justin le da el suyo. Mira la portada y dice en voz alta: "Las Troyanas". Anna dice:

—Huy, qué casualidad. A Helena le toca un libro donde se habla de Helena de Troya. Vayas coincidencias, ¿no?

—Anna... —la regaña Karen con su libro en la mano, le había tocado Antígona.

—¿Qué tiene de malo que hable de Helena de Troya? —dice Helena provocando a Anna.

—No tiene nada de malo. Lo que sí es sospechoso es que justamente te haya tocado a ti...

—¿Qué estás insinuando? ¿Qué me lo han dado a propósito?

—Yo no he dicho nada, lo has dicho tú.

—Ya chicas, es una tontería —dijo suavemente Leo poniéndose entre las dos dándole la espalda a Anna y enseñándole el libro a Helena—. Mira, me tocó Las Nubes.

Helena se ríe porque es un libro GENIAL, probablemente el mejor de los que ha repartido.

—Qué suerte tienes —se ríe Helena tomando el libro y dándole una hojeada—. ¿Lo cambiamos? —dice de broma.

—El Profe se va a enfadar —dice Anna con un tonito que hace que Karen y Helena salten.

—¿Qué problema tienes? —Helena sube el tono haciendo que algunos curiosos miren.

—Anna, ¿Qué te pasa? ¿Por qué actúas así sólo cuando Helena está con nosotros? —dice Karen.

—Es obvio que le profesor te tiene como favorita. Y siempre la va a beneficiar en todo, le ha dado ese libro para que haga una maravillosa redacción de ella misma sintiéndose Helena de Troya. No te creas tan importante Helena, que el día que el profesor se entere de todo lo que yo sé, se te acabaron las buenas notas y los privilegios.

—¿Ah, sí? ¿y qué se supone que sabes tú que el profesor no sabe?

—No me provoques. ¿Crees que no sé que él te pagó el viaje entero?

—Y a Karen también —dice Helena sin pestañear.

—Pero Karen no puede pagarlo.

—¡Eh, vale ya! —dice Leo al ver la reacción de Karen.

—Eso ha sido de muy mal gusto —dice Helena con cara de asco.

—Tiene razón —dice Leo tomando el brazo de Helena con la mano izquierda y con la derecha el de Karen—. Le estás faltando el respeto a las dos, por no decir que estás dudando de la profesionalidad del profesor sólo por tus celos.

—¿Celos? ¿Yo? ¿De quién? ¿De su pierna?

—Anna no me hagas hablar —murmura Leo—. Vamos a dejarlo aquí, por favor. Tenemos que convivir las siguientes dos semanas y si antes de salir de Canadá ya nos estamos tirando de los pelos, no habrá valido la pena todas estas semanas de preparación. Vamos a buscar algo que comer y nos pondremos a trabajar en nuestros respectivos libros, ¿vale? se acabó la discusión.

Olympus: Apolo 《j.b》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora