Capítulo 1: Hogar, nuevo hogar

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Hace casi ocho años que mi hermana y yo entramos en este lugar. Hemos vivido una vida prácticamente normal, salvo por el mero hecho de que no podemos salir fuera de estas cuatro paredes. Lo bueno, es que no estamos solas, once niños más habitan junto con nosotras en esta habitación. 

Hay de todas las edades posibles entre los 4 y los 15 años. Una vez cumplidos los 16, se supone que somos trasladados a una nueva habitación,  más grande, con más gente, y se nos permite salir a la ciudad. Muchos han sido los que han pasado por aquí, y muchos los que no vuelven.

La gran mayoría piensan que esto es el paraíso, que todo es maravilloso, y están deseando cumplir los 16 para salir de esta habitación, para ver el mundo exterior. Solo nosotras conocemos la verdadera historia, narrada por nuestros padres años atrás. Yo casi no los recuerdo, era muy pequeña cuando nos separaron, Derane por el contrario, los tiene siempre presentes, es una de las pocas personas de esta sala que recuerda cómo son sus padres. Por eso todas las noches, cuando apagan las luces y se supone que todos debemos dormir, ella se levanta, sin importarle las cámaras de seguridad que nos rodean, sin importar los castigos de después, y se esconde en un rincón, encogida, llorando por nuestros padres, porque no sabe si siguen vivos, porque le queda apenas un mes para salir de este lugar y no sabe cómo huir, porque teme la muerte.

Ella piensa que nadie la oye, que todos duermen, pero no es así. Suelo estar despierta mientras todo pasa esas noches, escuchando sus sollozos hasta quedarse dormida. Es entonces cuando me levanto y la tapo con una manta para que no coja frío, y más ahora que llega el invierno.

Ambas somos muy parecidas: rubias y con ojos verdes, nuestros cabellos rizados, caen largos por la espalda, y nuestra piel es blanca por la falta de luz solar durante 8 años. La única diferencia entre nosotras es que yo tengo una pequeña marca de nacimiento en mi frente, aparte de que Derane está mucho más desarrollada físicamente que yo, pues, todavía estoy empezando ese proceso de cambio a los 12 años. Su carácter es muy diferente al mío, mientras que yo, según dice la poca gente que nos conoce, soy dulce y sensible, Derane es prácticamente lo contrario. Tiene un gran afán protector hacía mí, lo que a veces es excesivo y siempre intenta ser la que lleva el mando, tiene mucha fuerza de voluntad es valiente y también muy sensible, aunque lo oculta bajo una máscara. Somos las únicas hermanas que hay aquí, de normal las familias solo tienen un hijo, porque el resto han muerto, así que es bastante raro.

También hay otra cosa que ella tiene y yo no, un novio. Es normal, ya tiene casi 16 años y bueno, que seamos especiales no significa que no nos enamoramos. Su gran amor es uno de los guardias que nos trae las comidas y nos escolta de un lado a otro. ¿Cómo se conocieron? no lo sé, pero si hace feliz a mi hermana, eso es lo que importa, y además es agradable poder contar con alguien que vive fuera de aquí. Su nombre es Cotade, tiene ya casi los 20, pero no posee el gen inmune a la enfermedad, así que tampoco creo que viva mucho más, tal vez unos años más que mi hermana.

No sé qué hacer, no puedo dejar que ella muera, es la única que me ha cuidado todos estos años, aunque ya es más de lo que tienen los demás, ellos no saben la verdad, y piensan que volverán a ver algún día a sus padres. Queda solo un mes para su "mayoría de edad" como dicen aquí, y se la llevaran a los laboratorios.  Puede que aguante unos meses, según he oído de los guardias que vienen, el que más ha durado fue un chico que estuvo aquí hará tres años, el cual soportó las pruebas durante casi 11 meses, lo que es todo un récord.

Suena la alarma de las 7 de la mañana, hora a la que hay que levantarse. Sinceramente no entiendo el porqué, no hacemos nada durante todo el día, tenemos un par de juegos, un piano, y una gran pantalla que muestra imágenes. Según descubrí, eso se llama televisión, yo lo llamo caja tonta, porque no hay nada interesante, prefiero el piano. Bueno, miento si digo que no hay nada que hacer, sí que es cierto que a eso de las 9 un par de agentes nos recogen para llevarnos a una sala no muy lejos de esta. Es blanca, completamente, al igual que el resto de las habitaciones, y tiene maquinarias en las que nos hacen correr, o saltar, y en general ejercitar nuestro cuerpo. También hay una gigantesca bañera a la que llaman piscina. Nunca he visto una ballena, dicen que son enormes, y cuando lo vi por primera vez, le pregunté al entrenador si esto era una bañera para ballenas. Creo que desde entonces me cogió manía.

FleackersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora