Capítulo 5: Nuevo comienzo

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La luz entraba por la trampilla. Desde donde yo estaba veía porciones de la habitación, el techo de madera a punto de caer, la pared carcomida, y las velas a punto de derretirse por completo encima de la pequeña mesa de madera que las sostenía.

-¿Sales o te vas a quedar ahí de por vida? Venga, tienes visita, no te asustes, creo que será de tu agrado- dice el anciano con calma.

Dirijo mis pies hacia la escalera que me liberará de ese cuartito. Intento mirar entre las tablas del suelo por las que se filtra la luz con la intención de ver una imagen clara de quien puede tratarse, pero todo esfuerzo es en vano, las baldas solo dejan pasar la luz, nada más.

Saco la cabeza por la trampilla y miro a ambos lados. Se suponía que no iba a venir hasta pasados los tres días, pero por lo visto cambió de idea, y ahora se encontraba al lado del sofá donde minutos antes había estado durmiendo yo. Tiene el rostro cubierto de sangre, y no toda es suya. Cortes no muy profundos se reparten estratégicamente por toda su vestimenta, y la suciedad cubre cada parte de su cuerpo. Parece demacrado, apunto de desfallecer.

Me dirijo corriendo hacia él, con lágrimas en los ojos porque he de contarle lo de mi hermana, aunque creo que ya lo sabe, y le doy un gran abrazo, sin importar su aspecto desgarbado ni la sangre seca de su traje. Es tranquilizador volver a ver a alguien familiar. Cotade huele a mi hermana, es su mismo olor. Aún sigue impregnado en él a pesar de que ha pasado un día desde la última vez que la vio. Ese olor solo me trae más lágrimas, nublándome la vista, y también la mente. Cotade me acaricia la cabeza como hacia Derane, y me levanta en brazos como si fuera una niña pequeña, diciéndome que ya había pasado todo, que ya estábamos a salvo, que todo estaba bien....

-No ha salido bien Cotade, nada ha salido bien- le digo desconsoladamente.

Pero el me mira con esos ojos dulces y me coge del hombro, acercándome poco a poco al sofá de la habitación. Desde donde yo estaba antes, solo podía ver su respaldo, pero ahora, de cerca, me di cuenta de que tumbado en él, había una persona. Derane estaba dormida, con su pecho ensangrentado, cubierta de suciedad. Quiero lanzarme hacia ella, pero Cotade me detiene.

-Está débil Aline, debes dejarla descansar- dice intentando calmar mis ansias de tener a mi hermana entre mis brazos

-Sus heridas son muy profundas- continua el anciano que nos estaba ayudando- una persona normal no soportaría unas heridas de este tamaño. Pero como todo el mundo sabe vosotras no sois gente normal. El gen no es tan simple como vosotros pensáis- dice el viejo captando la atención de ambos- no te aísla de la enfermedad, sino que te defiende de ella. Cuando una herida se abre, vuestro cuerpo es capaz de concentrar todas las energías en defender esa zona, evitando así que entre cualquier enfermedad, y ayudando a su regeneración. Una herida como la de tu hermana significaría la muerte para cualquier ser humano, sin embargo ella, puede tener una esperanza, superior a la que cualquier otro conseguiría-

-¿Cómo sabes todas esas cosas?...mmm no me has dicho tu nombre-

-Bueno mi nombre es Willburn, y yo fui, a muy pesar mío, uno de los impulsadores del proyecto Fleackers. El Gobernador me buscó personalmente como científico licenciado para comenzar dicho proyecto. Los fármacos que se utilizaban con los de tu especie no eran dañinos en un principio, pero no eran muy efectivos. Como he dicho antes, vuestro sistema inmunitario es diferente al nuestro. Así que se desarrollaron unos fármacos diferentes, más eficaces, pero también más mortales. Yo me negué a utilizarlos, pero el Gobernador estaba ciego, solo buscaba la cura, sin importar a quien se matase. El proyecto se hubiese cancelado si todos hubiésemos renunciado, pero algunos se negaron a hacerlo. Mi mejor amigo se negó, pues su hijo necesitaba una cura urgente. Supongo que la mayoría de los que permanecieron vivían situaciones parecidas. Nuca se lo eché en cara, pero supongo que su conciencia no le dejó tranquilo, porque unos meses después de morir su hijo, él se suicidó. Ahora mismo muy pocos de mis antiguos compañeros siguen trabajando allí, pero, créeme si te digo que en realidad les duele hacerlos sufrir, pero el querer salvar a sus familias es superior a todos lo demás-

FleackersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora