-ALINE CORRE- oía gritar a mi hermana. Nos habían tendido una emboscada. Las notas tenían razón, no saldríamos las dos vivas.
Oigo disparos y gritos a mi espalda. La alarma comenzó a sonar antes de que nosotras saliéramos de nuestro escondite, supongo que a causa de los maquéis. Derane me sigue pistola en mano, apuntando a todo aquel que se nos interpone. Repaso mentalmente las indicaciones que me dijo: derecha, izquierda, izquierda, derecha, izquierda, derecha, derecha... Estoy a punto de dar la doblar la siguiente esquina, cuando oigo el grito de mi hermana. Temo darme la vuelta, porque sé lo que voy a encontrar, pero he de hacerlo, no puedo dejar a mi hermana aquí tirada.
Volteo, y me dirijo hacia Derane. Su pecho esta ensangrentado, y la pistola se le cae de las manos al suelo. Le coloco la cabeza sobre mis piernas, para que el oxígeno le llegue más fácilmente a los pulmones. Cojo la pistola de descargas eléctricas y empiezo a disparar. No había usado en mi vida un arma, pero sabía cómo manejarla, más o menos. Lágrimas caían de mis ojos, y un solo pensamiento cruzaba mi mente: he de sacarla de aquí, he de sacarla de aquí”.
La fuerte respiración de mi hermana me mantenía consciente, en el mundo real. Faltaba poco para salir de aquí, no podía rendirse ahora, no iba a dejar que se rindiese ahora.
Todo había empezado después de sonar la alarma de despertar, Derane y yo, estábamos ya escondidas en nuestros puestos. En un principio todo había salido bien, los maniquíes/ robots había salido corriendo en nuestro lugar, y habían logrado escapar. Como habíamos previsto, gran parte de los de seguridad los habían perseguido, y habían dejado el complejo prácticamente vacío. Pero una vez habíamos salido de nuestro escondite, la cosa cambió, alguien nos esperaba. Entonces fue cuando descubrí de que me sonaba la letra. Era un chico como nosotros, un especial. Su nombre era Will. Tenía un par de años más que yo, moreno, de ojos marrones y estatura mediana. Él era el que había escrito las notas, y nos apuntaba con un arma.
"No podéis iros, no podéis dejarme aquí" nos dijo.
Por lo visto también había descubierto lo que pasaba con los mayores de 16 años, y fue un duro golpe para él. Pero no podíamos llevarlo, no había tiempo, ni recursos, ni siquiera yo sabía exactamente cuál era nuestro plan, solo habría acabado matándonos a todos, y eso era justamente de lo que pretendíamos escapar, de la muerte.
Aun así, no podíamos dejarlo ahí, en eso tenía razón, así que acordamos nuestra ayuda mutua para salir de aquí, pero cuando íbamos a reencaminar nuestra marcha, empezaron los disparos. Le dieron de lleno en el pecho, y no pudimos ayudarlo. Lo dejamos allí, en el suelo, desangrándose, mientras nosotras corríamos hacia la salida, siendo perseguidas por unos guardias que si no llega a ser por Will, no se habrían percatado de nuestra presencia.
Y aquí estamos ahora, conmigo, una niña de 12 años con un arma entre sus manos, electrocutando a cada guardia que hace amago de acercarse, o que representa una amenaza para nosotras.
Miro a mi hermana a los ojos. Tiene las pupilas algo dilatadas, y está empezando a quedarse pálida. Le llamo, intento hacerla reaccionar, y lo consigo de vez en cuando, pero es inútil, no voy a conseguir nada así.
- Déjame aquí pajarito, no voy a llegar a ningún lado. Solo una lo conseguirá, ¿recuerdas Aline?, y esa tenías que ser tú, no me importa morir sí sé que tú te salvas- hace una pausa y me seca las lágrimas que caen por mis mejillas- no llores pequeña, ahora podré estar con mamá de nuevo, te cuidaremos y te esperaremos- dice mientras cierra poco a poco los ojos.
-No Derane, no me dejes, no sé qué hacer sin ti, estoy perdida. Por favor, intenta aguantar, te sacare de aquí, y huiremos las dos. Ya verás a mama dentro de muchos años, no tiene por qué ser ahora- le grito desconsoladamente.
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Fleackers
Science FictionLa enfermedad aun esta entre nosotros. Muchos han muerto, pocos siguen con vida, y puede que dentto de poco la humanidad desaparezca. Un gen especial, inmune a la enfermedad, la unica esperanza de los habitantes de la tierra, bajo el yugo del Gobern...