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— Eren, ven aquí, bonito bonito.– llamó Levi agregando unos silbidos.
— me cree su perra o qué?.– pensó Eren, agazapado dentro del ropero y en su forma animal
— no te haré nada, amor. Así que sal ya.
— ajá, y yo soy un champiñon. Noo, no voy a salir. Mis nalgas no soportarían otra tunda.
Todo ese problema era, que Eren le había pintado un mostacho con marcador rosa en la cara, mientras el oso dormía plácidamente.
Se encargó de ocultar lo más posible su aroma y gracias a que estaba en el armario de su esposo, el aroma del alfa estaba impregnando su peludo y blanco cuerpo.
Levi ya harto, comenzó a pensar en cómo sacar a su omega. Y la tuvo, pues eso tierno y cursi le encantaba a su pareja...pero era tan bajo, para él, llevarlo a cabo.
Suspiró rendido e irritado. Se propuso a dejar salir la voz más dulce y llamó:
— ¿Dónde está bebé~?
— ¡Aquí está~!.– salió de su escondite en un pequeño salto y sonriendo a lo grande. Levi sonrió de forma macabra y la felicidad se borró de la carita del ojijade.—...oh.. me lleva...emmh..Agugu tata?
