Una semana después.
Desde que escapé del colegio aquél lunes, Daisy E. Green hizo que me suspendieran durante dos semanas, por escapar y por haber causado ''demasiados problemas entre mis compañeros''. Qué jodida tontería. Pero, tenía que agradecérselo, porque serían dos semanas en las que tendría tiempo de organizar mi mente antes de tener que volver a ese maldito lugar. Mamá también me castigó por un mes. Y no era tan malo estar todo el día en casa haciendo la limpieza. Créeme, luego de que me pasaran todas esas cosas y haber estado a punto de suicidarme, cualquier situación me parecía buena. Me alejé de todos y no hablaba con nadie más que no fuesen mis padres, o Diane. Desde que nos besamos; hablábamos todos los días. En especial a altas horas de la noche.
La noche del viernes a las 11:00 p.m. me senté en mi patio a mirar hacia el cielo. Quería mirar las estrellas, pero seguía estando muy nublado y lo único que podía ver; era la borrosa luz de la luna detrás de las nubes. Era mi turno de llamar a Diane, así que le marqué a su celular:
—¿Cómo está, señor Collins? —dijo imitando una especie de acento inglés —. Es una hermosa noche, ¿no lo cree?
—Estoy genial, señorita Hill. Y concuerdo con usted, a pesar de que el cielo esté completamente nublado.
—Hmm... es cierto, creo que la noche necesita algunas estrellas —dijo ella.
—¿Por qué?
—No lo sé, desde que no siento pánico a mirar por la ventana, me gusta sentarme frente a ella a mirar las estrellas, pero esta noche no hay ninguna.
—¿Y que importan las estrellas?
—Creo que le hacen compañía al cielo o algo así —dijo, luego se quedó en silencio —. Y a veces a mí; también me hacen algo de compañía, supongo.
—Pues, olvídate de las estrellas, Diane, porque yo quiero ser tú única compañía.
Cada vez que madrugabamos hablando, me sentía especial; me daba cuenta de que el amor no tiene que ver en lo absoluto con el género, yo me enamoraba de cada pequeño aspecto de su personalidad. Era jodidamente perfecta.
—Es lo más... no lo sé, me gustaría decir tierno, pero realmente no sé cómo explicarlo —dijo ella.
—No tienes que hacerlo, sólo, continuemos hablan...
—¡Bradley! —interrumpió en un tono alegre, como siempre —, eso me recuerda que mañana en la noche, habrá una fiesta en casa de James Olive.
Lamentablemente, el haber sido suspendido no parecía ser suficiente para dejar de enterarme de las cosas que pasaban dentro de él; cómo la esperada fiesta en casa de James Olive ese sábado. Diane me lo había mencionado hace un par de días, porque el mismo James la había invitado. Y eso me preocupaba, porque algo que tenga que ver con James Olive, tenía que involucrar a Adam, a como diese lugar.
—¿Y qué hay con eso?
—¡Realmente quiero ir! Mamá me dejará en casa de la abuela y la casa de James está a un par de calles de Sweet Street.
Dicen que James Olive da las mejores fiestas. Los padres de James eran ricos, estaban divorciados, su casa era enorme y le daban permiso de hacer una fiesta cada vez que fingía estar deprimido debido a su divorcio. ''Pan comido''
—No creo que sea buena idea —razono —. Además, sigo castigado, no puedo salir a ningún lado.
—Te ayudaré a escapar —insistió —. Vamos, Bradley, acepta, iremos juntos y regresaremos juntos. Será divertido.
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¿Por qué, Adam?
Teen FictionLa curiosidad de Bradley lo llevará a atravesar las peores situaciones en las que un chico de dieciséis años puede estar. Ponte cómodo y no confíes en nadie, es así cómo son las personas en realidad. -Reservados todos los derechos. Prohibido el p...