9. Perdición

188 20 67
                                    


-Jiwon –Era Donghyuk-, qué bueno que por fin te aceptaras tal y como sos. Ya no te veo nervioso, aunque te veo adormecido.

Abrí los ojos. Estaba en la habitación verde claro, sumergido en el aroma dulce de antes. Sabía que estaba soñando.

-Voy a sacar provecho de esto –Me di vuelta, encontrándome con él completamente desnudo-. ¿Querés que hagamos cosas? –Mi tono de voz era un poco más grave que el habitual.

-¿Cosas? –Soltó risitas- ¿Qué clase de cosas?

-Las que yo quiera –Sonreí seductoramente.

-Por fin –Devolvió la sonrisa.

Donghyuk se acomodó en donde estaba recostado, mirando hacia el techo. Me acerqué a él y acaricié su rostro, haciendo un contacto visual profundo. Su piel era suave. Posicionó su mano sobre la mía, acomodando su mejilla en mi palma. Acerqué mi cabeza a la suya, ambos sonrientes. Acorté lentamente la distancia entre nuestros labios.

Podía sentir nuestras respiraciones chocar. Podía oler su piel, y quise grabar en mi mente ese aroma. Cambié de dirección. En lugar de besarlo, recorrí su cuello y hombros, embriagándome en su olor. En ese instante me di cuenta que el delicioso aroma que siempre sentí cada vez que soñaba con él era precisamente su perfume. Es exactamente el mismo que usa en la vida real. Supuse que mi memoria olfativa no estaba confundida a diferencia de mí en estos meses.

Relamí mis labios, dejando pequeños besos en su cuello. Eran besos suaves, delicados. No quería arruinar su hermosa piel. Fui ascendiendo lentamente hasta su mejilla casi sin hacer pausa en el contacto con su piel. Planté un beso prolongado sobre su frente. Moví la mano con la que sostenía su rostro y acaricié su cabello.

Él me abrazó sin mucha fuerza, dándome a entender que quería que me pusiera sobre él, y cumplí su capricho. Apoyando mis brazos sobre las sábanas a los lados de Donghyuk, empecé a avanzar sobre su cuerpo, rozando nuestros brazos, luego pechos, siguiendo con los abdómenes. Moví una de mis piernas por sobre las suyas. Mi pene se movía sobre el suyo.

Bajé un poco para poder besar de una buena vez sus labios. Al aproximarme, sentí que mi corazón se aceleraba. Podía percibir su respiración agitada. Sus brazos alrededor de mi espalda me tomaban con más fuerza, acercándonos aún más.

Relamí mis labios, y él hizo lo mismo. Nuestros ojos entrecerrados recorrían el rostro del otro.

-¿Por qué te tomás tanto tiempo en hacer algo? –Su voz era suave y baja.

-Quiero asegurarme de hacerlo bien.

Sabía que pensaba contestarme, pero decidí acallarlo con el beso que tanto había deseado.

Nuestros labios danzaban juntos y vals sin apuro, en el que poco a poco nuestras lenguas tomaban protagonismo. Donghyuk acariciaba mi espalda con delicadeza. Moví mis piernas, y él ya sabía qué planeaba hacer sin que se lo dijera. Cooperó sin resistencia alguna, sin instrucciones tampoco. Sus piernas quedaron a los lados de mi cuerpo, flexionadas rodilla arriba. Comencé a hacer un leve movimiento de pelvis, dándonos pequeñas corrientes de placer al sentir cómo nuestros miembros se rozaban, erectos.

El beso empezaba a acelerar el ritmo, al igual que mi pelvis. Mi lengua invadía su boca, teniendo el control del beso. Donghyuk elevaba más sus rodillas, luego sus piernas, hasta unir sus tobillos por encima de mi espalda baja. Con un brazo, apoyé el peso de mi cuerpo, mientras que con el otro lo acomodé a él debajo de mí.

Sueño diurno (Bobdong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora