2. Segunda clase

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Nunca había tenido tantas ganas de llegar a una clase como ese día, y no era exactamente la clase lo que me interesaba. Llegué 15 minutos antes de la hora. Deseaba que Donghyuk ya hubiese llegado, pero no lo encontré por ningún lado.

Pasaron los minutos y el curso del horario anterior al mío salió del aula. Cuando salió el último, los de mi clase empezaron a entrar. Varios éramos puntuales, aunque tal vez era por ser inicio de clases. Quizás pasados unos meses la impuntualidad florecería en varios.

Entré al salón y me senté donde me había sentado la vez pasada. Saqué las cosas para tomar apuntes, dejé la mochila en el piso y me dispuse a mirar por la ventana.

¿Por qué estoy tan ansioso de que Donghyuk venga? Jiwon, calmate, nunca fuiste así.

Escuché que alguien se sentaba a mi lado, y volteé sonriente esperando encontrarme con él.

-Hola, Jiwon –La mayor de las hermanas-. Con mi hermana, pensamos que sería bueno crear un grupo de chat para pedir la tarea si alguien falta o avisar cosas importantes. ¿Me pasás tu número, así te agrego? –Tenía la voz más dulce de las tres chicas.

-Seguro –Respondí.

No era a quien quería ver, pero su presencia era bienvenida de todas maneras. Le di mi número y a los pocos segundos me llegó la notificación de que me habían agregado al grupo. Después de eso, se levantó y fue a pedirle el número a otros compañeros para hacer lo mismo.

Todavía con el celular en mano, revisé notificaciones en redes sociales, sin fijarme la hora.

Tal vez podría pedirle su número. Aunque si lo agregan al grupo, solo tendría que buscarlo ahí y agregarlo. Pero puede que él lo tomara a mal, o pensara que soy raro.

Me estoy complicando demasiado por alguien que apenas conozco.

-Jiwon –Era él-, decime que no llego tarde.

Lo miré. Estaba con la respiración agitada otra vez. ¿Por qué corría hasta el instituto? ¿Tan mal calculaba el tiempo de viaje? Miré la hora en mi celular.

-Llegás 10 minutos tarde –Lo vi sentándose a mi lado-, pero la profesora todavía no entró al aula, así que estás salvado.

-Uff, qué suerte –Dejó su mochila sobre la mesa, con los pins expuestos.

Quise preguntarle algo. Sobre el pin, su número, cómo fue su día. Cualquier cosa. Pero apenas ésta era la segunda vez que lo veía. ¿Por qué tenía tanta urgencia en hablarle?

Mientras decidía qué pregunta hacerle o cómo empezar una conversación normal, llegó la profesora y la clase empezó. Me limité a hacer las tareas en clase y nada más.

Cuando terminó y ya podíamos irnos, yo tenía varios cuadernillos que guardar, por lo que me demoré en salir. Donghyuk ya tenía todo listo, y se fue sin despedirse.

¿Por qué me importaba que no se despidiera?

Terminé de guardar todo, conecté auriculares a mi celular y salí.

Podría tomar algún transporte público, pero me parecía una pérdida de dinero. No había nada que me dejara directo en mi casa, y, de hecho, tomar alguno significaría tener un viaje más largo a que si volviera caminando. Dependiendo por donde fuese, serían entre 23 a 27 cuadras, y no me venía mal hacer un poco de ejercicio. Decidí ir en zigzag, evitando los semáforos en rojo.


-¿Cómo te fue hoy en el curso? ¿Mucha tarea para la próxima semana? –Preguntó mi papá durante la cena.

-Me fue bien, nada que destacar –Contesté con un poco de comida en la boca-. Todavía no nos dan mucho que hacer porque somos pocos los que ya compramos los libros –Corté otro pedazo de carne de mi plato.

Sueño diurno (Bobdong)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora