Capítulo 20

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Seguí corriendo sin detenerme hasta que unos brazos robóticos rodearon mi cuerpo.

¿Por que me sigue pasando esto? ¿Por que?

¿Que alguien me explique por que a mi? ¿Por que no se enamoro de alguien mas? ¡No! Tuvo que enamorarse de mi, tuvo que encapricharse de mi.

-¿Crees que puedes escapar de mi? -pregunto irónico el verde mientras pataleaba en el aire por ser bajada. -

No entiendo por que las cosas que le pasa a la gente estúpida me pasan a mi.

Ah, ya sé.

Es por que estoy rodeada de puros estúpidos, por donde sea, en mi casa, en la calle y aquí en la eskuela.

¿O no será que soy yo la estúpida?

Callate, consciencia, no me ayudas.

-Tengo que ir a clases. -le recalque.-

El lentamente me bajo sin soltarme y me puso frente a él.

-Mientras mas te niegues a sentir peor será. -dijo y me soltó. -

¿Que diablos me dijo?

-Nos vemos luego. -lo hice a un lado y camine rápido. -

Necesito urgente que este mes se pase lo mas rápido posible.

De todas las veces que la he cagado esta apuesta ha sido la peor de rodas.

Si tan solo pudiera retroceder en el tiempo y decirme a mi misma que dejará de ser tan jodidamente orgullosa para no aceptar esa jodida apuesta y no estar atrapada en este gran lío de mierda.

Entre al laboratorio de computación.

-Buenaaaass. -dije entrando de pronto en el lugar y tratando de recuperar el aliento por correr lejos del viejo lesbiano digo Zim. -

Tengo que dejar de entrar en paginas de memes.

-Justo a tiempo señorita Membrana. -se escucho una voz conocida, una que no era del profesor. -

¿Que diablos hace la Señora Abaunza aquí?

-Oh virginidad, -solté sin querer, me confundí de palabras y escuche unas risas. - digo, Señora Abaunza, ¿Que hace aquí?

Que no me castiguen, que no me castiguen, que no me castiguen, juro que no fué intencional para nada, solo se me salió y ya, no quiero tener mas castigos ahorita, suficiente con los que ya tengo.

-No la pierda, Señorita Membrana, -me respondió y yo estaba muda esperando a que no me castigará. - La profesora García esta enferma y por hoy seré su sustituta.

Bueno, eso aclara mis dudas y también explica por que los chicos están aburridos por que siempre le coquetean a la profesora gracias a sus escotes y lo mucho que se agacha.

Deberían de darle una multa a las mujeres que le coquetean hasta a los muebles para que controlen sus impulsos de putería.

Me senté en mi lugar y la hora se paso rápido viendo vídeos de Dross, por que resulta que como la Señora Abaunza no sabe nada de computación nos dejo el internet encendido en todas las computadoras.

Si tan solo hubieran mas horas de computación, no quiero ir a la biblioteca, eso implica verme con Zim.

Salgo del aula para ir a mi casillero.

-Gaz.

Hay no, ahorita no, solo quiero unos minutos mas libres.

Voltee y era Torque.

Pensé que era Zim.

-¿Que pasó, Torque? -le pregunté relajandome un poco al verlo. -

-Quería saber si irías a la fiesta mañana.

-Si, si iré. -respondi. - ¿Por que?

-Por nada, solo quería saber quienes irían, nada más. -se limitó a decir. -

Eso fue extraño.

Se retiró de ahí y yo ordene unas cosas para por fin ir a la biblioteca, era casi un milagro que a este punto no me haya encontrado con Zim.

Seguí caminando y mi suerte se acabo al ver a Zim en la puerta de la biblioteca.

-Hasta que por fin apareces, preciosa. -me saludo al tenerme cerca. -

Ahora viene con piropos de camionero el verde.

-Si, aquí, estoy. -dije casi ignorándolo y a punto de abrir la puerta hasta que puso su mano encima de la mía. -

-Y, dime, ¿Por que tan apurada?

Ya inició lo bueno.

-Por que ya va a ser hora de entrar y no quiero ser expulsada. -le dije por que parece que el no se acuerda que debemos ayudar a la señora Spencer sino adiós graduación y eskuela. -

-¿Por que eres tan fría? -preguntó. -

Podría escribir un libro del doble de grosor del de la Santa Biblia explicando en cada una de sus páginas lo mucho que jode este idiota y aun así sacar tres volúmenes más.

-Es porqué, mmmmm, es porque a ti te debería de valer trillonésimas hectáreas de verga. -respondí y entre a la fuerza a la biblioteca. -

Me siento de un humor de los mil demonios, ugh, ni yo misma me soporto.

Me encantaría que el verde de Zim fuera piñata, uh, si coger es rico, imagínate coger a vergazos a Zim (y a todos los que me caen mal) con el mas duro de los bats.

Salude a la Señora Spencer la cual noto que estaba que hechaba humo por las orejas.

No me hablo, creo que sabe bien de mi mala reputación cuando explotó con alguien.

El presidente se podría poner en frente mio y si me hace perder la paciencia con cualquier estupidez o ha hecho una estupidez, soy capaz de hacerle ver que hermoso hubiera sido el mundo sin su pútrida e indigna existencia.

Es como el discurso que le iba a dar mas temprano al cuatro ojos y que me aguanté por que sabía que no lo iba a soportar.

Salí de ahí y una vez que terminamos con el trabajo y tome mus audífonos, la musica estaba en aleatorio y comenzó a sonar una canción de Queen.

Sabía que Zim venia detrás mio pero, me daba tantísimo igual, se atrevía a hacer algo, no le tendría lastima y lo arrojaba al otro lado de la calle o sacaba mi calcetín con mantequilla.

No me hablo, no se me acerco, me fui sola a casa por primera vez en esta semana no me jodió en la salida, sabe lo que le conviene, no es tan idiota a como yo pensé.

Entre a casa y Dib estaba en la sala con un gorra puesta viendo Misterios Misteriosos.

Son mejor las teorías de youtube que eso, no mamé Dib con sus gustos del cáncer.

Me metí a mi cuarto y dormir hasta que el sol salga.

Volviiiiiiiii

Wouuuuuuuu

《¿Tuya? Nunca》ZagrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora