Capítulo 3.

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Habían pasado unos días desde la última visita de Jungkook

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Habían pasado unos días desde la última visita de Jungkook. Días en los que Taehyung había estado adaptándose a la nueva casa, tratando de darle también un poco de su toque. Él era un gran fanático del arte, le gustaba la pintura, la música, la fotografía. Era su pasión, ese gran amor y admiración corría por sus venas.

Y era algo que sus padres jamás soportaron.

Se había enfocado tanto en los estudios que durante la secundaria casi todos los demás estudiantes lo envidiaban, nunca había pasado de tener un amigo o dos gracias a que las crueles personas lo despreciaban sólo por intentar ser alguien aplicado en el estudio, para un día ser alguien determinado en la vida. Lo cierto era que los demás creían que Taehyung llevaba una vida perfecta, el mejor alumno de la clase, siempre sonriente y entusiasta, en realidad siempre había hecho todo eso para huir. Su casa siempre había sido el peor de sus infiernos, su madre había dejado de hablar de su padre como si ni si quiera hubiese existido, quien había fallecido cuando Taehyung era sólo un niño. Él recordaba muy pocas cosas, pero siempre le había parecido un buen hombre. Años después de su muerte su madre le contaba cosas sobre él, haciendo que el pequeño niño que era amara las descripciones de aquél hombre que ya no estaba pero aún vivía en sus recuerdos. Su madre siempre decía que él tenía el mismo carácter que su padre, lo que era bueno, hasta que cinco años más tarde su madre conoció a otro hombre quien en meses se había convertido en su padrastro.

Taehyung lo había recibido con los brazos abiertos, ilusionado con los recuerdos de su padre fallecido creyó que aquel hombre podría al menos llenar ese vacío que la muerte le había dejado. Descubrió pronto que el vacío no era nada comparado a lo que llegaría luego.
Cuando aquel hombre llegó fue cuando se desató el infierno en su hogar y aunque trabajó duro para huir del infierno y sus demonios, olvidó que estos dormían en su cabeza. Los había llevado con él, y en la noche despertaban.

Y cuando los demonios despiertan y sólo hacen ruido, consumiendo sus pensamientos positivos lo único que podría salvarlo sería: el silencio eterno o la salvación de un ángel. Y a estas alturas Taehyung creía que los ángeles se habían extinguido para siempre. Pensaba cada noche, temía cada noche, odiaba cada noche. Había deseado tantas veces lo mismo, jamás se había atrevido a hacerlo, estaba en el limbo, atrapado en un constante pensamiento.

Muerte o vida.

Pero ahí también estaba esa pequeña parte de él a la que llamaba fortaleza, esa que siempre se había enfocado en mantener. Esa que milagrosamente aparecía para llevarse lejos a sus demonios, esa parte de él que le decía "aguanta un poco más" y que de alguna forma lograba su cometido.

Era viernes por la noche y Taehyung se encontraba sentado en su sofá sin saber qué hacer, a veces se sentía extraño. Sólo y en una casa tan grande. Y aunque era viernes por la noche y la mayoría de las personas de su edad saldría de fiesta, él prefería quedarse en casa viendo películas acompañado de un café caliente.
  No había notado cuándo empezó a llover, habían sido sólo pequeñas gotas cada vez más fuertes y grandes, que en tan sólo cuestión de segundos se habían convertido en acompañantes de una terrible tormenta eléctrica, los ruidos retumbaban en la casa, y aunque él no le temía a las tormentas, empezaba a hacerlo. Justo cuando se dijo a sí mismo que sólo se enfocara en la película las luces se habían apagado por completo, dejándolo en una total oscuridad aterradora en medio de una gran casa que a penas conocía.

𝐏 𝐑 𝐄 𝐘 ꗃ  ︳⌗𝐊𝐓.𓂅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora