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Durante varios años Jennie anduvo sola, teniendo trabajos temporales para poder sobrevivir, justo como lo había deseado con su independencia; pero incluso si una amplia sonrisa asomaba su rostro, Jennie no era para nada feliz... extrañaba ciertas cosas y comodidades, pero para las personas de su colonia ella era la "señorita extrajera" que vive sola y no se sabe nada más de su vida.

"02 de Agosto del 2017 "

10:00 pm.

Jennie parecía ir tranquila por las muy pocas alumbradas calles, pero sus pensamientos eran ocupados por  el dinero para el pago de la factura de agua y luz que aún no había juntado, bueno sí. Por lo que maldecía una y otra vez el haberse tragado el fin de semana pasado, el delicioso pollo frito con muchas papas y mayonesa que estaba de oferta, cosa que no se encuentra mucho hoy en día, gastando de esa manera casi la mitad de su presupuesto para el pago de esas dos necesidades básicas.

Pero, era eso o morir de hambre hasta nuevo aviso.

Agria, dulce y con una cámara inseparable lo único que pedía Jennie era la solución a sus problemas, y no mas problemas, no más líos.

Por lo que tan inmersa estaba en su pensamientos que no se dio cuenta de que una alta figura se desvanecía en el frío suelo, justo a escasos centímetros de sus pies.  Cuando se dio cuenta la impresión había sido tanto hasta el punto de crear susto en ella que no fue capaz de gritar, ni mucho menos reaccionar prontamente cuando las grandes manos del hombre le cogieron el tobillo.

y todo paso en cámara lenta.

El pie derecho de la castaña se estrello contra alguna parte del rostro o cuerpo de aquel desconocido hombre en un intento de quitárselo de encima.

Pero eso había sido un intento fallido.

Desconocido: 1
Jennie: 0

En ése momento se puso a pensar en las cosas buenas y malas de su vida, porque si ése era su último día pediría perdón hasta el final.

—¡ay ,cabrón!—forcejeó sin lograr mucho, cayendo de culo contra el pavimento. De alguna manera si hubiera reaccionado antes, se habría dado cuenta que estaba dos cuadras más arriba de la entrada a su casa. 

pero el tipo parecía seguir vivo, y lo inspeccionó rápidamente con los ojos paralizando todo tipo de movimientos, hasta que habló.

—dices ¿qué?— pregunto curiosa, asustada y aún forcejeando con él o más bien con la mano sujetada en su tobillo.

—Ayuda...— la voz ronca del hombre de cabellos negros  se hizo presente, por un momento pensó que lo había noqueado después de tremendo punta pie que le había proporcionado.

La cabeza de Jennie estaba hecho un lío, aquel hombre le pedía ayuda y ella lo único que quería era irse de allí, la deuda quedó atrás, y sobrevivir se había vuelto prioridad.

Después de mucho de haberle pedido a Diosito allá en el cielo la solución de sus problemas, lo único que hacía él era, mandarle y ponerle en tremendo lío del cual por el rumbo que tomaba no saldría prontamente.

Así que volvió a verlo, por la escasa luz, él chico no tenia mal aspecto, solo parecía golpeado, ebrio y medio desmayado.

—por favor.— volvió a murmurar, y para ser honestos, era la primera vez que Jennie tenia a sus pies a un hombre, bueno no. pero uno medio muerto, y  ella no quería líos con familiares de un muerto le bastaba con la deuda de la luz y el agua.

Entonces en un momento de debilidad de las manos del moribundo, ella pudo salir de allí; corrió lo más rápido posible lejos del lugar rumbo a su hogar, convenciéndose a ella misma que ése tipo estaría bien que no le pasaría nada, que alguna otra alma caritativa le ayudaría, hasta que se arrepintió cuando estuvo a salvo dentro de su cálido hogar.

El lugar donde ella residía era tan peligroso, que posiblemente el hombre amanecería muerto, asaltado y hasta mucho más herido o con una cicatriz a lo Mara salvatruchas.

Mierda, había pasado media hora por lo que en pantuflas, con ropa de dormir de abuela, corrió a prisa nuevamente las dos malditas cuadras, todo por su maldito buen corazón que se escondía bajo la fachada de tipa arrogante y medio malandra.

Un pequeño vaho salio de entre sus labios cuando lo encontró en la misma situación de antes, tirado en el piso y boca abajo, bueno no, sólo que ahora ya no tenia zapatos de astronauta todos feos.

al menos la gente de allí había hecho bien su trabajo, bien feo que se veían arruinando el bonito estilo de ropa del alto.

Había pasado sólo escasos tres minutos y el no respondía, se imaginaba lo que darían las personas si la vieran, pero afortunadamente la calles estaban vacías, sin moros en la costa, por lo que se atrevió a sólo hacer lo que estaba dispuesta a hacer.

—primera y última ¿puedes mantenerte en pie por dos cuadras?— le preguntó y no recibió respuesta—  ¡oye!—le grito tomándole del rostro y dándole unas cuantas palmadas—

—estoy vivo.— fue lo único que recibió por respuesta.

—andando o voy arrepentirme de esto.—

Finalmente con mucho esfuerzo y poca ayuda, a paso lento y cuidadoso lo llevó desde el frío suelo hasta su mullida cama en su cuarto donde le obligó a reposar y con más claridad pudo detallar su rostro

El hombre estaba hecho polvo, al parecer según sus deducciones había estado en una pelea del cuál no salió airoso.

Sin embargo lo dejó ser sin saber los distintos problemas, las idas y vueltas de la cercanía que ambos podrían llegar a pasar.

Jenn, estaba tan absorta limpiándole el rostro porque pues verán, estaba herido y el hombre según su inocencia necesitaba primeros auxilios.

Hasta que lo vio moverse y tomar algo preciado.

—¡mi peluche de pikachu!, nooo — se quejó a viva voz cuando lo vio tomar el pequeño objeto y ensuciarlo con la sangre semi seca de sus labios que aún no se había atrevido a limpiar.- mierda...debí dejarte tirado. —

Entonces se le quedó mirando, era la segunda vez que tenía a un hombre sobre su cama, herido o no era el segundo. Y dormía plácidamente.

Por mucho que Jennie pareciera ser alguien que desprende mala aura, era tan dulce que pocas personas sabían apreciarla.

Incluso su antigua familia
Nadie supo hacer lo que ella quería, nadie sabría hacer las cosas sin imponer.

Y supuso que por la mañana todo estaría bien, se sentía tranquila aún con un extraño durmiendo sobre su cama y con el alma en calma, había hecho algo bueno por una persona, y no se arrepentía de ello.

Nunca se arrepentiría de sus acciones buenas, o las malas que eran necesarias.

— si que te has dado una buena, hombre. Sólo...descansa.— era tarde, observó su reloj de pared y si eran casi la media noche; disfrutaría de La televisión hasta quedarse dormida, ella estaba confiada que todo estaría bien al salir el sol e incluso quizá sus problemas podrían hacerlo hasta después.

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Gracias por leer, espero y le den una oportunidad.

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Fairy ⊰᯽⊱ JenYeolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora