Una Mirada Rápida Dentro de mi Mente

No Estoy Perdido

No, no me perdí, y definitivamente no me estaba volviendo loca con tanto color naranja en todos lados; en el suelo, en las paredes, incluso en el cielo con el atardecer.

¿Atardecer? ¿Acaso ya era tan tarde? ¿Se me agotaba el tiempo? Está bien, me perdí, entré al laberinto en busca de la salida, fue mi propia decisión entrar, bien pude haber rodeado la construcción y continuado mi camino, aquello sonaba tan bueno que casi salto por arriba de las paredes y salgo de este lugar.

Me detuve, mis intentos de escape cesaron.

¿Por qué? ya estaba desesperada, y entonces la vi otra vez, pasó justo a lado de mí y tomó mi mano, inhalé su perfume, lo único que me detuvo de cerrar los ojos fueron los suyos, me cautivaron de nuevo, suave y persistente; así como apareció, se desvaneció.

Por eso no salía, ella era la razón por la entré y por la que no pienso salir con las manos vacías, si un segundo fue suficiente para darme aliento para otras horas más, ¿qué me daría si saliera con ella en mis brazos? Seguro lo suficiente para vivir por un rato, ser feliz a su lado.

Y con eso en mente continué mi camino.