CAPÍTULO 8

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CAPITULO OCHO

Michael Paz, llegó al motel una hora después de dejar a Nicolás en el bar; después de pensarlo mucho decidió que mejor se desconectaba porque si algo sucedía, la preocupación no le dejaría hacer su trabajo tan bien como acostumbraba; además debía confiar más en el profesionalismo de sus hermanos, incluida Samantha.

Fue directamente a la habitación después de recoger la llave y entró; en la única cama de la estancia estaba acostada la joven, que desde luego debía ser Alessia; sin embargo sacó su móvil para comprobar los datos, no la había visto ni en fotografías; encendió la luz para verla mejor y se llevó una grata impresión; tenía el cabello demasiado negro, brillante y sedoso, lo supo porque le apartó un mechón de la cara; tenía piel clara, también suave al tacto, su boca era mediana sus labios carnosos sin ser exagerados, llevaban una leve capa de brillo labial; tenía nariz pequeña, cejas finas y pobladas pestañas.

Michael revisó el pulso de la chica y pudo detallar sus manos, eran suaves y sus dedos largos, uñas no muy largas y bien cuidadas; la observó detenidamente y su cuerpo tuvo una fuerte reacción, cuando sus ojos se clavaron en el pecho de la joven, siguiendo la respiración pausada y uniforme; no tenía un busto exagerado pero si era bien proporcionado y bastante apetecible.

Continuó recorriéndola con la mirada mientras buscaba señales de que hubiera sido violentada de alguna manera, recorrió la curva de su cintura y la esbelta forma de sus caderas, tenía piernas largas y a simple vista se notaba un buen trabajo físico; llevaba un pantalón color vino y una blusa azul clara; zapatos descubiertos que dejaban ver unos elegantes pies; toda ella lucia delicada y fina.

Mientras preparaba su móvil, Michael pensó que la experiencia de ser raptada no debió serle muy agradable; le tomó las huellas y se las envió a Andrés para que constatará que fuera la joven que buscaban, entre tanto vigiló que todo estuviera bien alrededor del cuarto de motel; satisfecho con su búsqueda, se acercó nuevamente a la joven en el lecho; la vio sobrecogerse y balbucear dormida, se acercó para ver si entendía algo de lo que decía, y sin saber por qué, tuvo un ramalazo de decepción.

- Marcelo, amore mio ¿perché? – él le pasó la mano con suavidad por el rostro y ella instintivamente se la tomó y la apretó contra su corazón, haciéndolo vibrar – È una donna cattiva, rimani con me (ella es una mala mujer, quédate conmigo)

- señorita – Michael se sentía incómodo, una chica como ella no debería estar rogando a un hombre que se quedara con ella, al parecer la joven había sufrido un reciente desengaño – señorita – en eso sonó el móvil y él contestó

- es ella, las huellas coinciden – le agradeció a su hermano y cuando volvió la vista a la joven, se encontró con los más bellos ojos que había visto jamás, eran de un color azul intenso, o al menos eso parecía en la noche con la luz del cuarto, pero lo que más le impresionó, fue lo grandes que eran y el brillo con el que lo veían

- señorita Alessia – le dijo – ¿se encuentra bien? – La reacción de ella lo tomó por sorpresa, se sentó con rapidez y retrocedió en la cama poniendo distancia con él; él recordó que ella había sido raptada – señorita, soy Michael Paz, he arreglado su rescate; soy amigo de su hermano Nicolás, ya está a salvo

- ¿perché dovrei credergli? (porque debería creerle) – preguntó ella en italiano

- está desatada, es libre; yo la llevaré a casa con su madre – le respondió él también en un fluido italiano – ¿habla español? – ella asintió – bien señorita, llamaré a su madre para ponerla con usted, su hermano, está bebiendo no es prudente llamarlo ahora

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