CAPÍTULO 34

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CAPITULO TREINTA Y CUATRO

Para el medio día ya habían logrado avanzar considerablemente, y aunque debían ir al sitio de la anterior desaparición, sus pesquisas les indicaban ir de inmediato a Memphis Tennessee, donde aparentemente se llevaría a cabo la siguiente parte del plan de la amenaza que se cernía sobre la organización

-si partimos ahora, estaremos llegando para las siete de la tarde deteniéndonos solo para poner combustible y comer – comentó Tomás

- es cierto – opinó Michael – pero entonces debemos hacer que el equipo 2 se movilice y tú los buscas para que te les unas – Tomas asintió, por supuesto que estaba de acuerdo; necesitaba volver a reunirse con su esposa

Rápidamente Michael repartió las nuevas órdenes; Tomas tomaría un vuelo de Chicago a Seattle y allí se reuniría con Maximiliano, Nina y Valentina; por su parte, Alessia se reuniría con Michael y los demás en Memphis a donde ella volaría desde Grand Rapids. Michael, esperaba de esta manera recortar tiempo operacional y volver a estar al lado de Alessia; necesitaba tenerla cerca, no solo por el hecho de que la extrañaba sino porque así se sentiría más tranquilo; junto a él, tal vez la mantuviera más a salvo, estaría segura.

Todo se hizo según las últimas directrices; el grupo de Michael viajaba a Memphis a buena velocidad, tratando de acortar la distancia en el menor tiempo posible; no habían comido dejando para cuando encontraran un lugar en el camino, y eso fue lo que hicieron; se detuvieron en un restaurante obligado para viajeros justo en las afueras de Champaign, pero los únicos que se apearon de los vehículos fueron los hombres; Diana, Renata y Samantha, prefirieron esperar a que aquellos regresaran.

Cinco minutos después, se bajó la doctora a estirar las piernas; Sam la vio y decidió unírsele y ya luego de estar un par de minutos solas; Renata se les unió

- creo que iré yo misma por una botella de agua – les dijo luego y caminó hacia el restaurante

- voy contigo – apuntó Diana - ¿vienes? – dijo volviéndose a Sam

- ¿Por qué no? Vamos – caminaron juntas al interior de la edificación, pero se quedaron en una mesa junto a la puerta; los muchachos aun no las veían, pero los demás hombres del lugar, sí que las vieron

- al parecer Michael está en el servicio – comentó Sam intentando ignorar las miradas de algunos clientes del restaurante; justo se les acercó una mesera – por favor, denos tres botellas de agua – le pidió; y mientras la muchacha iba por el pedido, un tipo con pinta de conductor de camión se les acercó a la mesa

- hola preciosas ¿no preferís algo más fuerte que el agua? – desde luego, apestaba a cerveza

- no señor, estamos bien así – dijo Diana incomoda

- seguro que lo estáis ¿puedo acompañaros? – esta vez ninguna de las chicas le respondió, todas veían en dirección a lo que había a las espaldas del tipo

- ellas ya tienen la compañía necesaria – se escuchó la voz de Diego - ¡vamos chicas! – Y las chicas se levantaron para salir, pero cuando Diana iba pasando junto al camionero, este le dio una buena palmada en el trasero

- deberías quedarte pequeña, eres justo del tamaño que me gustan las hembras; te haré go... - lo siguiente que supo, era cuan duro era el parqué del restaurante

Andrés, en situaciones normales, no se precipitaba a golpear a alguien aparentemente inofensivo; pero cuando el tipo le golpeó los glúteos a su esposa, no tuvo ni un solo segundo de vacilación y le asestó un fuerte golpe en el mentón que lo llevó al piso, concediéndole un merecido descanso de la rasca que tenía. Varios de los parroquianos del lugar se levantaron de inmediato y se acercaron amenazantes al grupo

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