Nada parecía estar de parte del pobre veinteañero. Una vez más, habían estado dando vueltas por la ciudad, tratando de encontrar el dichoso motel que les había dicho Kisuke Urahara. Y ahora, un animal que se encontraba al lado de Ichigo solo se encontraba vociferando miles de palabras mal sonantes tratando de expresar su rabia de la única manera que conocía.
― ¿Qué coño? ¿¡A caso los lugares de aquí están todos ocultos o en el quinto coño?! ¡Me saca de quicio este puto caso y esta asquerosa ciudad! ¡Me cago en la puta! ―, gruñó la pantera golpeando con fuerza el claxon de su coche, asustando a todos los que estaban alrededor, pues ahora, el coche permanecía aparcado, mientras que el menor había decidido salir para poder pedir indicaciones―. ¿Y tú que estás mirando, imbécil? ―Gruñó cual animal Grimmjow, iracundo y furioso con el tío que se había quedado mirándole con miedo.
En cambio, el menor, quien continuaba tratando de hablar con la gente, no solo había bajado para sacar algo de información, no, por igual lo había hecho para no tener que estar al lado de su compañero por un instante más, estaba harto de él, no podía soportarle ni un solo segundo más.
Lo peor de todo no era eso, lo peor de todo era que tenía que aguantarlo por una semana entera en un maldito espacio reducido con una mierda de cama como seguramente serían todas las habitaciones de ese infernal motel que no encontraban.
―Disculpe ―, dijo acercándose a una pareja anciana, los cuales nada más verle, debido a su altura, aunque tenía una amable sonrisa, sus ojos expresaban un inmenso odio y rabia, por ello la pareja simplemente se alejó. Ichigo bufó por aquello, vio pasar a otra chica y cuando se acercó para tratar de hablarle esta se asustó y huyó. Y así fue con otras cinco personas más. Él estaba incrédulo―. "Sabía que era feo, pero no tanto joder" ―, pensó suspirando y nada más girarse chocó con alguien, haciendo que casi ambos cayesen, si no fuese porque había sostenido a la persona con la que había chocado―. Lo siento, no miraba por donde iba, ¿estás bien?
Le preguntó a la persona que había sostenido, a la cual había apartado casi al instante para que no se sintiese incómoda. Debido a su altura, tuvo que agachar un poco la cabeza, puesto que quien estaba frente a él era notoriamente más bajo.
Entonces, se sonrojó ampliamente al ver que era una bella y atractiva mujer que le miraba con un suave sonrojo en sus mejillas.
―Perdón, era yo la que no miraba ―susurró quedamente la chica desviando su mirada.
―N-No, perdóname a mi y-yo... ―dijo el hombre tartamudeando sonrojado al ver el pronunciado escote de la chica, haciendo que Ichigo tragase espeso y desviase la mirada, completamente avergonzado por la situación.
― Pareces perdido ―musitó la fémina ladeando su cabeza.
―S-Si, un poco ―asintió y entonces recordó lo que estaba haciendo. Sacando con rapidez el pequeño papel para mostrarle la dirección que estaba escrita en el mismo, con la calle y el nombre del motel. Después de unos minutos de explicaciones, Kurosaki había conseguido la información que necesitaba, estaba a punto de irse, pero una mano delicada le detuvo abruptamente, tensándolo de sobremanera al ver que ponían su brazo entre dos suaves montículos.
― ¿Tienes prisa? Es que querría recompensarte el que me hayas cogido para que no me cayese y me hayas perdonado por mi torpeza ―susurró la chica, con una queda y meliflua voz que erizó el vello corporal del chico y este comenzó a decir incoherencias, una tras otra.
Pero no se daba cuenta de que ahora, con suma lentitud estaba siendo arrastrado por la fémina.
Por su parte, la malhumorada bestia del coche ya había conseguido calmarse después de haber estado más de media hora golpeando y gritando todo cuanto podía y más. Giró su rostro a la ventana para ver cómo le iba al de cabello naranja. Al ver que estaba siendo arrastrado por una atractiva morena se extrañó, pero conociendo lo palurdo e inocente que era su compañero no le parecía nada raro.
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Matched With an Idiot «GrimmIchi»
RomanceTodo iba bien, trabajaba solo y al cien por cien de mis capacidades. Pero claro, al jefe se le ocurrió la gran idea de emparejarme con uno de los trabajadores más imbéciles que en toda mi vida haya podido conocer. Sí, señoras y señores, ese hombre e...